Habitación de Ikuto

Luego de un delicioso almuerzo al que convidó a su nuevo inquilino felino con un poco de pescadito, decidió irse a su habitación a descansar un rato. Al fin y al cabo que era sabado y casi nadie iba a la biblioteca los sabados en el instituto. Llevaba al felino en brazos, acariciando su cabecita y sus orejas, dejandolo en el suelo cuidadosamente cuando llegó a la habitación. - Bienvenido a mi habitación... Bueno, nuestra ahora, minino... - Se sentó en la cama, mientras lo observaba - Eres lindo. Debería ponerte un nombre, ¿eso te gustaría, pequeño? - Inquirió, hablando con el animalito, estirando su mano para que se acercara y acariciarle la cabecita.

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El gato ronroneaba entre los brazos del bilbiotecario, había devorado el pobre pescadito en cuanto se lo había dado y cuando ya comenzaba a inquietarse, por fin el hombre de los cabelos blancos lo estaba llevando a otro lugar, ¿Sería interesante? Estaba impaciente. Le gustaba que sus manos siempre estaban suaves por lo que buscaba sus caricias inconscientemente mientras sus ojos misteriosos miraban con atención volátil para todos lados dentro de su habitación, en la cual alcanzó al piso y de inmediato se puso a deslizarse con esos movimientos silenciosos de elegancia nata registrando el lugar, pero entonces sus palabras atrajeron su atención otra vez y se le acercó. Soltó un maullido y frotó su cabeza contra su mano como indicación de que si le gustaría.

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Le acarició con una sonrisa suave, notandolo docil. - Bien... Veamos, no puedo ponerte algo como Kitty porque obviamente eres un niño... - Soltó una risa ligera, cantarina, algo que normalmente no hacía en público, mientras seguia acariciandolo - Me pareces más un gatito salvaje... Como un tigre o un jaguar - Comentó - ¿Te gusta Tigre? - Inquirió. No lo decía tanto por su apariencia física, sino por la manera medio asalvajada y traviesa en que se comportaba - Serás mi pequeño tigre domestico... - Le bromeó, divertido, dejando ondear frente a él sus cabellos plata, sabiendo que por su curiosidad felina seguro intentaría atraparlos.

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Fue como un quejido lo que emitió primero el gatito al escuchar eso de Kitty, por el amor de Dios, esos ojos tan Humanos lo miraron feo al escucharlo, pero cuando se rió el gustó su risa y le brincó a las piernas subitamente para mirarlo muy de cerca a la vez que apoyaba sus patitas en su pecho y luego restregó su carita contra este, como para incitarlo a que se riera de nuevo. Pero el siguiente nombre que le dijo ahora sí que le gustó, parecía que había atinado así sin más, a su transformación favorita. Maulló otra vez mostrándose más alegre y de inmediato esos destellos plateados de sus cabellos que se mecían frente a él, captaron toda su atención, haciendo que de inmediato se rindiera a sus instintos, echándose pancita arriba para jugar con ellos de forma muy mona.

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Volvió a reir al verlo jugar de manera tan adorable con sus cabellos. - Bien, entonces eres mi pequeño tigrillo... - Musitó, acariciandole la pancita suavemente con sus dedos largos y finos - Ahora Tigre, lo primero que haré contigo será bañarte... No quiero que andes por ahi todo oliendo a pescado... - Lo tomó por debajo de sus patitas delanteras, como quien carga a un niño y lo llevó al baño - Vas a quedar muy lindo y limpio después que te bañe, Tigre... ya verás... - Aseguró, sonriendole dulce mientras ponia el tapon en el lavabo, llenandolo un poco de agua y con shampoo para que le sirviera de tina para lavar al minino.

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Soltó otro leve maullido cuando lo cargó así simplemente se dejó hacer, aunque era un poco arisco, que ese hombre fuera quien lo mimara hacía que todo fuera diferente, podía ronronear así con él por horas. Hasta que entraron al baño, fue que asimiló que había dicho "bañarte", ¿En serio se hiba a bañar con él? Cielos, se acabó su emoción al ver que en su lugar alistaba el lavabo, no se bañaría con él solamente lo bañaría a él. Soltando un maullido de protesta brincó a la tina, que no estaba tan lejos, y desde ahí lo miró maullando de nuevo como llamándolo, y sentándose sobre el lustroso fondo blanco de la tina.

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Se sorprendió que se le escapara asi. Pensó que le huría porque le tenía miedo al agua o algo así pero, a diferencia de eso, solo se fue hasta la tina. - ¿Que? ¿quieres una piscina mas grande? - Bromeó, suave - Bueno, esta bien... Al fin y al cabo que me hace falta un baño también - Aceptó. Puso a llenar la tina con agua tibia, para luego tomar unos palillos y recogerse el largo cabello para que no se le mojara. Luego se desvistió, y dejó su ropa puesta sobre un gancho que tenia junto a la puerta, dejando ver su cuerpo apenas marcado de piel muy palida y delicada. Se quitó el anillo de zafiro que llevaba en el indice y lo dejó sobre la repisa antes de buscar meterse en el agua, suspirando cuando estuvo dentro. - Ahhh... esta perfecta... - Suspiro - ¿Tigre? ¿Donde estas? - Le llamó.

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El pequeño tigre no podía creer que tan fácilmente hubiera logrado su cometido, de repente terminó cubierto por la ropa del bibliotecario, al invaderlo ese fuerte aroma suave y varonil que desprendía el de los cabellos plateados quiso quedarse allí por un poco más de tiempo, luego comenzó a inquietarse y terminó peleándose con la camisa, acabando enredado en ella de forma muy graciosa y muy mona entre pataleos y maulliditos. Cuando al fin logró safarse de un brinco regresó y se paró en la orilla de la tina espumosa, a los pies del bibliotecario donde no le alcansase, ya que no le gustaba mojarse y la verdad no quería meterse al agua todavía.

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Lo observó acomodarse en una esquina de la tina y no pudo evitar reirse un poco. Metiendo sus manos en el agua, usó sus poderes para manipularla, generando dos manos de agua que atraparon al pequeño minino, trayendolo al otro lado de la bañera, donde podía mantenerlo cerca y vigilarlo, además de bañarlo. - Vamos travieso, tienes que bañarte, no puedes andar por ahi llenando todo mi cuarto de aroma a pescado... - Le bromeó, mientras tomaba un poco de shampoo para bañar al felino que ya estaba algo mojado por haberlo agarrado con sus manos de agua.

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No tenía calculado que fuera hacer eso, al fin se hiba enterando de cual era su poder al ser atrapado por dos ases de agua de repente, que por mucho que trató de librarse era agua, ¿Cómo peleaba contra el agua? Terminó siendo sumerjido en la espuma de la tina, luego el hombre blanco estaba sosteniéndolo y poniéndole shampoo, estaba muy frío, se quejó un poco pero mejor se contuvo al notar que podría ponerse más agresivo de lo normal y ya había comprobado en veces anteriores que la gente rehuía a los animales agresivos, por lo que no le quedó más que intentar dejarse aunque seguía refunfuñando entre dientes ligeramente, muy tenso casi le estaba clavando las garritas en las manos.

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- Shsss... Tranquilo... - Musitó el peliplata con mucha paciencia - Yo se que no te gusta, pero solo será un momento - Le aseguró, mientras estregaba bien todo el pelaje del animalito, acariciandolo a su vez para mantenerlo tranquilo. Luego le dejó un poco de agua encima para quitarle la espuma para luego ponerle el acondicionador - Despues de esto quedarás perfecto... Ya verás que te gustará tener tu pelo tan suave - Le sonrió, restregandole un poco, sorprendiendose de aún encontrar algunas costras en su pelaje, parecía sangre seca. - Te estuviste peleando con otros gatos, ¿eh? - Le señaló, jugueteando con él mientras le hacía mimos para que se estuviera quieto.

Sentia al minino jugar con sus largos mechones plateados, aquellos que escapaban en sus manos al intentar lavarlos. Enjuagó su cabello de espuma y le aplicó el acondicionador, desenredandolo con los dedos, sintiendo al felino deslizarse de nuevo a sus piernas, haciendole cosquillas.- No! Basta, Tigre! Jajaja - Se reía por las cosquillas que le causaba el felino con sus cabellitos cortos rozandole la piel. Tuvo que dejar su cabello para sacarlo de ahí, pues su risa tintineante no le dejaba respirar. Lo sentó en sus rodillas, y lo dejo ahí.- Anda... dejame... terminar...- Musitó, tratando de terminar rapidamente con su cabello, para enjuagarse y salir de la tina junto con el minino.- A ver, no te vuelvas a mojar esta vez...- Exclamó, sacando el tapon de la tina, cubierto por sus largos cabellos platinos para luego tomar una toalla y comenzar a secarse.

El peliplata se había quedado dormido profundamente debido al cansancio del dia de trabajo y de recoger el desastre hecho por el minino. En sus sueños recordaba cosas que ya sabia, escenas de su infancia, pasajes de libros, especialmente las escenas homoeroticas de un libro que recien habia leido cuando estaba aburrido. Se removia en la cama de vez en vez, recordando las escenas, un poco sonrojado en medio de su sueño, tan concentrado que no sintió lo sucedido con su felino, menos que se movía, hasta que sintió sus labios sobre los suyos, sonrojandose por ello y entreabriendo sus labios como consecuencias. Habia tomado el puesto del protagonista de la novela y ahora creia, en medio de su sueño, ser besado por el novio de este. Por ello no se resistio sino mas bien correspondía de a poco al beso ajeno.

Poco a poco percibió la lengua ajena colarse entre sus labios, cosa que lo hizo sonrojarse más, pero no se resistió, más bien correspondió con la misma delicadeza de quien esta en medio de un duermevela. Suspiró quedito y se removió un poco ante el toque de esas manos, heladas a su parecer, contra su piel desnuda, cosa que le hizo ahogar un gemido leve que murió en los labios ajenos. - mghm...- A pesar de ello, y curiosamente, seguia durmiendo, tomando todo aquel juego erotico como parte de su sueño.

Aquel gemidito detonó su autocontrol, rompiéndolo por completo y comenzó a acariciarlo más rápidamente, sus pulgares presionaron sus pezones y luego los apresó entre su dedo índice y medio para comenzar a acariciarlos sutilmente mientras su lengua se sumergía en el interior de su boca por completo en un beso que apesar de ser demasiado profundo se sentía muy bien, podía percibir en su boca todo el sabor ajeno, que era especial...no sabía muy bien definirlo, sólo sabía que podía volverse adicto a él. Empezó a hacer suaves circulos en su abdomen antes de finalmente llegar hasta su cintura. Sus manos se pasaron descaradamente a los lados de su hombría, esquivándola, para seguir hasta sus largas piernas; las cuales le encantó sentir como se flexionaban ligeramente buscando sus caricias. Su respiración ya era un poco audible aunque él no lo hubiera notado todavía, por estar concentrado en escuchar la ajena que también empezaba a distorcionarse un poco de forma irresistible.

Su espalda se arqueó aún más al sentir sus dedos jugando en sus sensibles botones y como el beso se volvía más voraz. En un movimiento involuntario, una de sus manos buscó aferrarse a él. Le gustaba lo que le hacía, eso era innegable. Sintió sus manos descender, lo que logró que se retorciera más, y fue peor cuando sus manos bajaron rodeando su sexo hasta sus piernas. En ese momento le aferró fuertemente y sus ojos se abrieron, apenas un poco, pero ello no interrumpió aquella atmosfera en la que se creia aun en un sueño.- Ahhhnm...- Su respiracion era agitada al separarse de ese beso, y sus piernas se habian flexionado un tanto, casi como si buscara acomodarlo entre ellas. Sin estar totalmente conciente de lo que hacia, sus manos le aferraron más y sus labios buscaron los ajenos, demostrando sus ojos apenas entreabiertos que no tenia verdadera idea de lo que pasaba.

‎Terminó el beso, para poder desplazar sus labios a su cuello, unos besos sutiles pero certeros, zurcaron su garganta hasta el otro extremo de su cuello, obligándolo a ‎levantar la cabeza cuando le mordió ligeramente la garganta. Sus caderas se bamboleaban ligeramente y sus manos seguían acariciando sus piernas, jugando a amenazar con llegar hasta las hombrías de ambos, pero sin hacerlo, porque nuevamente acariciaban sus piernas.

‎Otra vez se encontró sumergido en su boca, el peliplata había exigido sus labios, haciendo que le comenzara a corresponder con más voracidad, cuidando no lastimarlo con sus colmillos aunque era algo un poco difícil debido al hambre animal que le había dado de pronto por besarlo, sentía sus uñas medio clavándose en la piel de su espalda, haciéndole leves arañones que le provocaban que se tensara un poco de vez en vez. -mghh...-Tuvo que contener como pudo un gemidito que se ahogó en la otra boca. Al notar como cooperaba para que se acomodara entre sus piernas, así lo hizo; su sexo endurecido rozó el ajeno y ello hizo que el estómago le diera un vuelco de excitación que apenas controló-nnh..!-

Ikuto temblo de nuevo cuando sus labios alcanzaron los propios, sintiendo como sus colmillos mancillaban leve sus labios, sensación curiosa y que no recordaba apenas de aquella escena, pero en cuanto al placer que registraba su cuerpo, ello poco le importaba. No soltó su espalda, le mantuvo igual de apegado, y al sentirlo entre sus piernas, estas buscaron rodearle, gimiendo en medio del beso.- mghmm...- Sentía aquella sensación tan caliente y curiosa invadirle el cuerpo, aquella excitación que se extendia por toda su figura, por ello le aferraba aun mas, sin deseos de que se separaba. Su pecho de piel tersa se rozaba con el ajeno debido a la cercania, sus mejillas estaban rojas y su cuerpo comenzaba a perlarse de sudor por la hirviente atmosfera. El bibliotecario era demasiado erotico para su propio bien.