¡PORQUE SE ME ANTOJÓ!

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

La mañana pronto había interrumpido el sueño del pequeño... Con pereza, el pequeño, había separado sus párpados para mostrar sus olivaceos ojos apenas el sol interrumpiese su grato sueño y entonces levantarse con el cabello azabache completamente alborotado. Recién amanecía, era verdad, pues la habitación de Nicola estaba cerca de la ventana para provecho de esto. Entonces se apresuró a quitarse la pijama gris de rayas y se dio un baño a la velocidad de la luz, como solo él sabe hacerlo. Se sostuvo el cabello así tan solo de un lado para vestirse con traje de mayordomo pues sabía que para medio día su amo tendría visitas, así que era mejor andar como lo que se suponía que era ante ojos ajenos: un empleado.

Camiseta blanca, traje negro, zapatos perfectamente boleados, una corbata del mismo colocar y así anduvo a la cocina para preparar un excelso desayuno: Dos huevos estrellados, un trozo de jamón y dos salchichas al aceite para acompañarlos, un vaso de jugo de naranja, pan francés, un tazón de frutas, un vaso de leche, un poco de yogurt con granola y una pequeña taza de café para cerrar con broche de oro. Tomó entonces el carrito y lo subió con cuidado hasta el segundo piso de la mansión. Lo rodó sin hacer demasiado ruido y abrió con cuidado la gran puerta doble de la habitación de Neuro. Empujó adentro el carrito para volver a cerrar y entonces se acercó un poco a su amo, dejando la taza de café caliente en la mesa de noche para entonces encender una lampara con el brillo lo suficientemente bajo para no molestarlo.

-Mi señor -le llamó con tono de voz bajo, parado recto ante la cama-. Amo Neuro... es hora de levantarse, le espera un largo día hoy y, para que su mañana no se tan ajetreada, será mejor que se levante temprano con calma, por favor -dijo, para atraer un poco el carrito y dejarlo a un costado-. Le he preparado su desayuno, solo como a usted le gusta, con un buen desayuno tendrá un buen día -comentó, mientras acomodaba todo en la mesa de cama-. Los huevos son de codorníz, el jamón y las salchichas llegaron anoche, las naranjas para el jugo las arranqué esta mañana, el pan lo hice yo mismo, las frutas son frescas como todo... esta mañana el mensajero de la frutería me comentó algo curioso de la sandía -dijo divertido-, algo como que la sandía servía casi igual que el viagra... eso me intrigó. Amo, a usted le gusta la sandía, ¿no es así? -indagó, mirando sobre su hombro para cerciorarse de que hubiese despertado, sonriendo a la vez para él.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Neuro maldijo por lo bajo ante el tenue resplandor de la lampara que le atontaba los sentidos a la hora en que debía despertarse. A duras penas escuchó la suave voz de Nicola y estiró una mano fuera del cobertor, en forma de garra, para intentar atraparlo y que se callara, pero fue inutil. El menor ya conocía su treta y estaba perfectamente preparado para ella. Su mano volvió a la normalidad rápidamente y se la pasó por el cabello en un gesto de fastidio, desacomodando el cabello bicolor y luego despojandose de la sabana. Dormía con el torso desnudo y un pantalón de tela de algodón, largo y color vinotinto. Se incorporó a penas en la cama, observando de reojo al chico que servía la comida y suspirando ante sus palabras.

- Hablas demasiado para ser tan temprano, Nicola...- Murmuró. Sin embargo, bien sabía el otro que ello no significaba que se callara o él no habría despertado nunca. - Y si, me gusta la sandía pero no significa que sea por eso...- Comentó. volteó a verle de reojo. - ¿Nunca has hecho explotar una sandía o la has estrellado contra una pared? - Inquirió, como si ello fuera cualquier cosa - Salpica igual que si le hicieras lo mismo a una cabeza humana...- Comentó en lo que sonreía siniestro.

Se acomodó en la cama y esperó a que el menor le acomodara la comida, sin embargo. - Hoy se me antoja algo diferente, Nicola...- Susurrró - Así que desnudate y recuestate aqui...- Ordenó, señalandole un lado de la gran cama. Los ojos le brillaban malicioso. Ah! Esa era una buena forma de empezar el día.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

-Su café está justo en la mesa de noche, amo -le recordó, para que no se le pasara, sonriendo suavemente ante esa respuesta en tono perezoso de su amo-. Es que tan solo las voces que le molestan logra levantarlo, amo. Además, es mi deber como su servidor, más que acatar sus órdenes, mantenerme al tanto de que todos sus deberes se cumplan como es debido mientras usted haga un mínimo esfuerzo, recuerde que al medio día tendrá una plática para tratar cuestiones de la empresa y a mí me corresponde servirles. Por favor, resista -dijo, en tono cómico, preparando la piel para el melón mientras escuchaba lo siguiente, sonriendo levemente apenas para negar con la cabeza-. Espero que no me encuentre en esa posición... y supongo que debe ser así, es otra razón por la que a mi amo le gustaba la sandía, ¿no es así? Es roja, como la sangre que tanto le agrada a mi señor -dijo, ciertamente divertido por ello.

-¿Hn? -reaccionó apenas ante ese nuevo comentario, para suspirar-. ¿No desea el desayuno que le he preparado, amo? Dígame qué puedo prepararlo y lo haré de inmediato -dijo, pesándole el desperdicio, para sonrojar un poco ante esa nueva petición-. Será un problema si su desayuno se enfría amo... sin embargo, si es una orden... -dijo, para aflojar su corbata con una mano mientras que con la otra desabotonada el saco del traje.

Dejó caer así el saco mientras utilizaba ambas manos para desvestirse, justo como su amo le había ordenado ordenado. Apenas se desvistió, subió a la alta cama de su amo con un saltito para sentarse y luego recostarse, justo como él había solicitado.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Mientras el menor se desnudaba, tomó la taza de café de la mesa; negro, sin azucar ni crema, con canela y apenas una gotita de sangre del dedo de su sirviente. Era lo que le daba ese "toque especial"...

Cuando el menor se recostó, tomó la bandeja en sus manos y la puso cerca mientras él se acomodaba de lado en la cama, apoyando su cabeza en su mano mientras la otra que tenía libre la usaba para desperdigar trozos de fruta por todo el cuerpo del menor. - Te voy a hacer una ensalada... - Murmuró - así se hace más interesante el desayuno... - Tomó una banana y la partió por la mitad, sacando con un ligero apreton, el suave contenido de su interior, que disparó a su boca para comer lento mientras usaba la cascara de banana que había quedado, aún con su forma, para cubrir el miembro del menor, cual si fuera una capucha o un preservativo. sonrió divertido por ello. - ¿Lo vez? Esa se me antoja más que la de hace un rato... - Murmuró - Ahora abre las piernas - Ordenó, tomando una cereza, con cullo tallo jugueteó entre las piernas del menor antes de posarla sobre su entrada, dejandola aguantada contra sus gluteos, dejando que aquella zona se le llenara de almibar.

Entonces se apartó un poco y tomó las salchichas y el pan para comenzar a comer tranquilamente, viendo el cuerpo del otro lleno de fruta; los trocitos picados alrededos de sus pezones, trazando un camino de sandía hasta su ombligo, donde había puesto otra cereza, y rueditas de banana que había picado con sus manos hasta llegar al sexo del menor aun cubierto con aquella capucha. - No esta mal el desayuno... aunque se me antoja mas el postre...- Musitó. Sus ojos destellaban en aquel tono verde radioactivo y malicioso - Lástima que siempre haces incapié a que el postre es para después. Pudiera haberte comido ahora - señaló, para luego seguir comiendo de lo que le habia preparado, torturandole con ello, terminando con la salchicha para empezar con los huevos, mientras entre bocado y bocado, le salpicaba con blancas y sugerentes manchas de yogurt, cubriendo las frutas, haciendole pensar las cosas más morbosas. - ¿Esta frio? - Inquirió, como si nada, mientras comía.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

Neuro siempre había tenido las ideas más locas, siempre había terminado con alguna barbaridad nacida de cualquier tonta cosa. Le sorprendía, había que admitirlo. Pero, de cierta forma, no le incomodaba. El que pusiera a adornarle el cuerpo con frutas le avergonzaba, pero más que nada el uso de la cascara del plátano lo había dejado completamente perplejo. Eso sumado al escalofrío que le recorrió a causa de esa cereza traviesa y la humedad que había quedado con ella en su cavidad. Porque sí, había abierto las piernas cuando su amo se lo ordenó, erizando toda su piel al contacto de la frutilla que, cabía agregar, estaba algo fresca aún, lo cual terminaba siendo algo incómodo.

Pero Neuro seguía con el juego, completamente dispuesto a deborarlo tal cual parecía. Que si lo consideraba el baño de esa mañana podría haber sido bueno o en vano en vista de la situación... no importaba, ya se bañaría de nuevo más tarde. Y ante los comentario del mayor no había más que enrojecer, pero se limitaba a ello y mirarle con atención, algo curioso de hecho.

-Debe terminar su comida antes de probar el dulce, amo... -justificó, aunque el doble sentido que todo tomaba ahora era bastante sugerente aunque él no lo deseara así. Y aunque deseara ignorarlo, la fría consistencia del yogurt manchaba su cuerpo al destino completamente al gusto de las ideas retorcidas de aquél hombre a quien tan alegremente podría llamar "amo"... ¿Qué le tocaría la próxima vez? ¿Vestirse tal cual buen pedazo de carne? ¿Algún corte para cuando a su amo se le antoje con algo de salsa barbecue escurriéndole? Dios quiera y sus predicciones no se cumplieran.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

No podía evitar que su mirada se perdiera en ese cuerpo tan delicioso una y otra vez, porque si, lo deseaba, era inevitable no hacerlo con aquellas formas tan sugerentes que el otro poseía, y más aún cuando sus mejillas se arrebolaban de ese modo, acumulandose en ellas su deliciosa sangre... Ganas no le faltaban de hacer un corte en su piel, pequeño, pero que le permitiera ver su tersa piel manchada de ese hermoso tono carmesí que era su favorito. Empero, procuró controlarse. Tenía una importante reunión más tarde y no podía permitirse descontrolarse aún.

Bebió un poco de jugo de naranja para luego dejar el vaso de lado, inclinandose sobre el cuerpo menudo para lamer delicadamente sus pezones cubiertos de yogurt. Primero uno, luego el otro, sin tocar las frutas. Se relamió los labios al separarse. - No esta mal, pero... le falta algo de color, algo de sabor...- Atrapó el pequeño botón entre sus labios, succionandolo y mordisqueandolo de manera lenta y concienzuda hasta hacer una pequeñisima herida de donde brotaron algunas gotas de sangre. Entonces se separó el de cabellos bicolor para dejar un poco más de yogurt sobre su pezon, tomando este un tinte rosaceo por la sangre. Ello le hizo sonreir, macabro como siempre.- Mucho mejor...- Susurró, para hacer lo mismo con el otro botón. Solo entonces volvió a dejarle en paz.

De nuevo su atención se vio volcada al desayuno, a las tostadas, el jugo de naranja y los huevos de codorniz. - Asi te maceras mientras termino de comer...- Musitó, dejando caer tambien unas gotas del citrico jugo sobre sus recientes "heridas" para verlo retorcerse un poco.- No te atrevas a tirar la fruta - Advirtió, severo... para hacerlo sufrir un poco.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

Tuvo que resistir no solo las miradas de su amo, sino que pronto la cercanía de este y, consecutivo, el dolor que le causaba al jugar así con sus botones. Tuvo que sostenerse de las sábanas para no cometer la osadía de intentar separarlo, aguantando el dolorcito mientras fruncía más y más el ceño a causa de ello mismo. Pero el ardor bajó bastante gracias al frío del yogurt que le calmó un poco, pero su amo parecía desear verlo sufrir.

-Amo... -suplicó ante el nuevo escozor en sus pezones, pero ya no había más mucho que decir así que resistió unos segundos, sin moverse, para comenzar la curación automática de su cuerpo tras haber derramado algunas gotas de sangre que esperaba satisfacieran a su amo... bueno, siempre se pasaba de la cuenta con sus juegos y de hecho esta mañana venía siendo bastante leve a comparación de otras ocasiones... rogaba porque continuara así o estaría ya demasiado cansado para el medio día.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

- Shssss... - Posó uno de sus largos dedos sobre los labios del chico, indicandole con ello que se callara - Nada de reclamos hoy, mira que hoy me siento benevolente...- Comentó, sonriendo maliciosamente para tomar el vaso de jugo de naranja y acabarselo. También acabó con lo que le quedaba de comida, dejando a un lado la bandeja para luego mirar al menor en su cama con ojos predadores. - Al fin... hora del postre...- Murmuró malicioso con ese brillo particular en los ojos ya tan conocido por el otro.

Comenzó por el yogurt, el cual fue probando de manera lenta. Lo había regado por su pecho, su vientre, cerca de su cuello, sobre sus pezones y algunas gotas salpicadas sobre su rostro. Fue por allí por donde empezó, saboreandolas con la punta de su lengua para luego ir descendiendo lentamente, esquivando sus pezones, bajando hasta su vientre, dibujando arabescos con su lengua, mientras degustaba el sabor de su piel. Le encantaba esta cuando esas marcas rojas se dibujaban pero muy pocas veces tenía la ocasión de verlas, una desgracia, en fin...

Cuando terminó de saborear el yogurt en su cuerpo, fue de nuevo hasta sus pezones, entreteniendose en lamer lentamente el yogurt y luego detenerse a jugar con cada uno de sus pezones mientras una de sus manos bajaba a juguetear un poco con su miembro, presionandolo dentro de la cascara de banana, para luego colarse entre sus piernas, rozandole con sus uñas hasta alcanzar la cereza, la cual comenzó a presionar contra su entrada, como si quisiera introducirsela dentro. - Hoy el desayuno... sabe mejor que otros días. No se porque, ¿Tú lo sabes, Duck? - Inquirió, con una sonrisa sínica, obviamente jugando con él y con ese apodo tan particular que le había dado.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

Reprimió todo tipo de súplica al escuchar esa respuesta, manteniéndose en ese margen mientras su amo terminaba de comer. Pero ante esa nuevo comentario, ante esa sonrisa maliciosa y esa mirada tan fija, tan solo pudo cohibirse un poco y mirarle para que, cuando la lengua de su amo comenzase a tocar su piel, toda la piel del menor reaccionara casi de inmediato, erizándose gracias al tacto húmedo de esta y, por supuesta, sus mejillas se mantenían en ese color rosado al ver cómo le recorría el cuerpo de tal forma.

Sumado a todo... el que comenzara a jugar con su miembro no ayudaba mucho y eso se vio reflejado en un jadeo que se escapó, el cual probablemente debió mantenerse en su garganta y no surgir, pero ya no servía de nada reprimirlo. Al sentir ahora sus dedos recorrerle, sus uñas arrastrándose hacia su entrada y finalmente empujar aquella cereza, apretó sus manos con fuerza.

-A... amo -dijo bajo, pero se detuvo al recordar que no quería quejas... sin embargo, no debía meterla... eso pensaba él. Y por supuesto al escuchar tales palabras con tal descaro el rubor de sus mejillas subió de tono y negó con la cabeza-. Lo siento, amo... yo... no lo sé...

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Se rió un poco, de manera macabra tal vez, pero era risa al fin. La "inocencia" ajena, realmente le divertia. Presionó un poco más aquella cereza hasta sentir que la entrada ajena se abria un poco para recibirla y luego lo dejó, para torturarle. Aquella mano se deslizó por sus muslos, arañandolos, para luego de terminar de jugar con sus botones, comenzar a comer los trocitos de fruta, mordisqueando también en el proceso la piel del menor, dejando pequeñas marcas y razguños de sus puntiagudos dientes al rozar con la piel ajena. Quería marcarle el cuerpo entero. Sabía que no le duraría mucho tiempo pero aún así se divertiría de verlo retorcerse.

Comenzó con los pedazos de fruta que había dejado alrededor de sus botones para luego seguir con la sandía que le había dejado en el rostro, cuyo rojizo color le manchaba la boca y salpicaba el cuerpo del menor la masticarla. Casi parecían gotas de sangre... casi...- No importa... Tal vez otro día podamos descubrir porque...- Su mano subio de nueva cuenta por su muslo para jugar de nuevo con la cereza y sintiendolo tensarse ante aquello. Le miró "curioso" por aquella reacción. - ¿Por que tan tenso, Duck? - Inquirió, mirandolo suspicaz, mientras su lengua jugaba alrededor de su vientre- Has recibido cosas más grandes allá adentro...- Inquirió de manera descarada, recordandole con aquel comentarios, las muchas anteriores sesiones a las que le había sometido.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

El que insistiese con adentrar la cereza en su cavidad le causaba ansias... el resistir la sensación de escalofríos que eso le causaba no era tan sencillo. Sobre todo porque su entrada la recibía lentamente y entonces su amo la dejó ahí, como si cualquier cosa. Las uñas de su amo se arrastraban sobre su piel como si se tratase de nada, mientras que el las sensaciones en el cuerpo del menor se encendían una a una gracias a ese tacto y las mordidas impartidas por sus boca que no tardaron en llegar. No tenía permiso de moverse o alguna fruta podría caerse, ni siquiera con el dolor que causaban esas mordidas que insistían.

Pero no era eso lo único... era también la voz varonil de Neuro lo que le hacía erizar la piel de tal forma, lo que se hacía retener los suspiros a causa de todo ello que tan solo resultaba un juego para su señor. De alguna forma, el cuerpo de Nicole se había acostumbrado a los constantes juegos sadomasoquistas del de cabello bicolor y esto solamente lograba agradarle de cierta forma. El que el líquido frío callera en su piel que comenzaba a tomar calor también era otro factor... pero su amo disfrutaba bastante todo eso, ¿no? Lo notaba perfectamente, más cuando volvió a con la cerecita todo su cuerpo se tensó.

-Lo lamento... amo -contuvo cualquier tipo de quejido ante él, temía que se molestara por ello. Y asintió, ahora completamente sonrojado ante esas nuevas palabras.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Neuro terminó con la sandía para volver al cuerpo del mas chico, lamiendo las rojas gotas en su piel, disfrutando de la manera lenta en que cada uno de los vellos de su cuerpo se erizaban y como poco a poco le iba excitando. Ello era lo que quería lograr para torturarle un poco. Comió los pedacitos de banana regados en su abdomen y vientre, despojando al menor ya de cualquier trocito de fruta, dejando solo una sobre su ombligo y tomando una nueva para colocarla sobre sus labios, donde hacía un interesante contraste.

- Por cierto Duck... No me has dicho si te gusta tu nuevo sombrero...- Inquirió, malicioso, sabiendo que el otro tendría que ingeniarselas para hablar y no tragar la cereza... o simplemente no hablaría. Se irguió a penas, dejando que sus cabellos largos le rozaran la piel del cuerpo antes de sentarse en la cama, llevando una de sus manos a jugar con el improvisado "sombrerito" de cascara de banana mientras llevaba su indice a presionar de manera lenta la cereza en su entrada, empujandola lentamente, sintiendo como poco a poco esta entraba en él, igual que su dedo, no habiendo dejado de empujar. Sonrió por aquello.

- Valla, finalmente entró. Ya era hora...- Murmuró - Me pregunto si entrará otra - Inquirió, retirando su dedo, tomando otra cereza y mostrandosela con sonrisa maliciosa, esperando a ver que cara ponía. Le era tan divertido ver sus consternadas expresiones... Y eso que ese día estaba siendo "suave" con él.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

A causa de su señor, terminó con una cereza en los labios, completamente imposibilitado de hablar. Ya conocía bien los trucos de Neuro, sus jugueteos y lo que era más, sus castigos, mismo por lo que no se arriesgaría. Más, ante esa pregunta, tan solo enrojeció un poco y asintió lentamente a las palabras de su amo. Neuro sus juegos de tortura, esa forma de él de incomodarle, aparentemente esto le satisfacía bastante. Pero las cosas no terminaban ahí y eso era algo que Nicola sabía a la perfección, más cuando comenzó a jugar con el "sombrero" que le había puesto anteriormente. Seguido de ello insistió con la cereza en su entrada, adentrándola al grado que tuvo que sostenerse de las sábanas para contenerse... no podía tragarse la cereza o, seguramente, su amo le amonestaría. Pero casi todo su cuerpo se torció ante esa intromisión... frunció el ceño y sostuvo con cuidado la cereza, para que esta no se rompiera, luego le miró al escucharle decir aquella de tal forma tan... ¿burlona? Tan solo atinó a desviar el rostro un segundo, sosteniendose al sentir su dedo ser retirado y mirando la nueva frutita en una muda súplica. Apenas toleraba tener aquella adentro, le sorprendía que no se hubiese comprimido ya... pero Neuro tendía a salirse con la suya de una forma sorprendente, que realmente no podía ignorarlo o siquiera intentar negarsele.

Neuro notó como le desviaba la mirada y eso le complació. El otro era siempre tan sensible, tan vulnerable, que le era inevitable el torturarlo hasta el punto en que el otro casi podría decirse que perdía la conciencia de lo que hacía. Neuro se inclinó sobre él y lamió lentamente su blanco y expuesto cuello, habiendo subido desde su clavicula, acariciando la piel con la punta de su lengua hasta alcanzar el hueco detrás de su oreja. Entonces susurró sobre ella. - Si quieres que pare... bien sabes lo que podrías hacer...- Comentó como si se tratara de una sugerencia. Podía crear un campo de fuerza para protegerse, si es que lo quería, pero ello lo unico que haría sería aparecer aquellas marcas en su cuerpo que parecían dibujadas con sangre y que a él tanto le gustaban, pero bien sabía que para poco le servirían realmente para defenderse de él. Se separó de su cuello terso y bajó por su pecho a penas rozandolo con su aliento calido sin dejar que sus labios lo alcanzaran a pesar de la cercanía hasta finalmente llegar a su ombligo. Una vez alli, tomó la cereza en sus labios y la apretó en estos, dejando que el jugo que pudo extraerse de ella mojara la piel de Nicola. Luego la tragó con facilidad y se dedicó a sorber las gotas de jugo de la frutita de la piel del otro mientras su mano, en ese momento sin guante, bajaba a través de su vientre para acariciar los suaves testiculos que el otro poseía, rozando la base de su sexo y el perineo con sus dedos, buscando excitarle, introduciendo su lengua ensu ombligo y jugueteando con este como si se tratara de su entrada, dirigiendo su mirada de vez en vez hacia su rostro para dilucidar las expresiones que en él provocaba.

Un jadeo delicado se le escapó al intentar contener a su cuerpo cuando Neuro comenzase a jugar con él, utilizando esa húmeda y rasposa lengua en ello. Su voz siempre poseía un toque bastante tranquilizador, pero las palabras que de su boca brotaban podía tumbar cualquier calma. "Si quieres que pase...", ese resultaba ser el primer detalle. ¿Cuándo había sido que Nicola dejó de suplicar que parara? Por supuesto que no lo recordaba... no recordaba cuándo fue, apenas tenía en mente aquella imagen aterradora de sí mismo frente al espejo que, cómo le causaba escalofríos. Verse marcado por todos esos símbolos ininteligibles color carmín, brillante, dolorosas y cuyos efectos secundarios eran de temer. Pero, el que Neuro le ofreciera justamente eso, le hizo entrar en cierto nerviosismo. ¿Tanto le gustaba verle sufrir? Habían momentos en que temía al haber accedido el estar junto a Neuro, pero al sentir su aliento tan cerca de su piel, quedó completamente anonado... Era muy sensible en ese aspecto, cuando de Neuro se trataba, todo su cuerpo reaccionaba.

Un jadeó se le escapó ante las "atenciones" de su amo, apretó fuertemente las sábanas e intentó resistir esa tortura. No apretó sus labios, pues eso podría hacer reventar la cereza que en estos yacía. Sin embargo, el mantener aquella fruta así no ayudaba para guardar sus jadeos, llegando a emitir un suave gemido y regalarle una mirada embelesada, suplicante para que terminase ya su tortura. Si era sincero, le sorprendía la paciencia que su amo estaba teniendo en esos momentos, pues, por lo regular, este hombre en cuestión era bastante rudo con el cuerpo de Nicola, ignorando por completo la debilidad de este. ¿Era acaso que le estaba dando un descanso? Por favor...

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Neuro detuvo sus jugueteos y su aliento que descendía. Sus manos se convirtieron pronto en garras que rozaron sutilmente la piel de su vientre, haciendo heridas delgadisimas que dejaban escapar finos hilillos de sangre que el de cabellos bicolor recogió con su lengua antes de erguirse. - Bien, suficiente jugueteo...- Musitó - Creo que es hora de un baño - Señaló - Pero antes...- Tomó la cereza de su boca y la dirigió a su entrada y allí, sin consideración alguna, la introdujo junto con la otra cereza que ya yacía en su interior. Entonces se relamió los dedos, que desde antes nuevamente se hubieran convertido en manos antes de separarse de la cama.

- Bien, te espero en el baño Nicola, ya sabes lo que tienes que haces - susurró - Y espero que esas cerezas aún continúen allí cuando regreses - Advirtió, para luego perderse en el baño esperando por el otro a que le atendiera mientras él se desvestía.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

Su cuerpo estremeció por completo tras el contacto de sus garras... se tensó de inmediato, más de lo que ya estaba, intentando contenerse. A Neuro le encantaba, ¿no es así? Juguetear con su cuerpo de esa forma, sin límite alguno que pudiese llegar a detenerlo, mismo por lo que solo lo dejaba hacerle como deseara, pues siempre tomaba lo que deseaba al sí por que sí. Lo respetaba, al final Neuro era su amo... Nicola se había convertido en su objeto desde hace un tiempo ya. Asintió apenas la cabeza antes esas palabras, comprendiendo qué era lo que debía hacer como acto seguido para complacer los deseos de su amo. Le miró tomar la cereza que yacía en sus labios y pasarla a su entrada, agregándola al recuento de estas frutillas en su interior, mismo por lo que se estremeció y no pudo evitar un profundo jadeo.

-Sí, mi señor -dijo, completamente sonrojado e intimidado por la situación-. Como usted ordene -indicó ante el último de los caprichos. Debía apresurarse... mismo por lo que se movió con incomodidad tan rápido como pudo y anduvo al armario de la habitación por unas toallas, amarró una a su cintura y entró al baño con otras en brazos, para dejarlas a un lado y acercarse a preparar el agua, tanteándola al gusto de su señor y agregando las sales de baño que a este pudiesen agradarle, haciéndose a un lado después, con una leve inclinación de la cabeza, aún incómodo de llevar aquello otro en su interior-. Ya está todo listo, amo Neuro -comentó, esperando a que optase por adentrarse al agua-. ¿Desea que le ayude a tallarle la espalda?

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Neuro abandonó el pantalon del pijama, lanzandolo por ahi sin importarle donde terminara. No tenía ropa interior por lo que su cuerpo desnudo se reflejaba frente al espejo del lavabo donde se lavó los dientes y se aseguró de no tener ningun resto de barba, afeitando la que podía haber con sus dedos hechos cuchillas, mateniendo la forma de sus patillas, dando tiempo a Nicola a que organizara todo en la tina donde, luego de percibir el aroma de las sales, procedió a ir. Asintió a sus palabras y se metió en el agua. La tina era profunda por lo que, sentado en ella, le llegaba a medio pecho. Suspiró, relajado, y le hizo un gesto a Nicola para que se acercara. - Ven...- Le llamó, con aquella hipnotizante y sugestiva voz que poseía, ordenando así que viniera al agua con él, que lo atendiera mientras él se relajaba. Además... así podría asegurarse de que hubiera cumplido la última de sus órdenes respecto a las cerezas.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

Apenas todo estuvo listo esperó a que su señor entrara al agua, preparado para atenderle. A Neuro nunca le importó mostrar sus desnudezante Nicola, cosa que de algún modo hacía sentir al pequeño alagado pero no tanto como apenado. Como siempre un ligero sonrojo se le pintó, pero apenas este se vio listo en el agua y solicitó sus atenciones, Nicola entró. No se quitó la toalla para mantenerse cubierto y, como la diferencia de altura entre él y Neuro era considerable, se paseó parado para alcanzar el shampoo siendo que el agua le llegaba casi a la cadera. Alcanzó entonces una pequeña vasija de cerámica blanca que hacía juego con el baño y la llenó con el agua de la tina, para incarse e indicarle a su señor que le mojaría el cabello, haciéndolo así lentamente al ya asegurarse que cerrara los ojos... Las cerezas aún le incomodaban, pero no diría nada al respecto, tomando en cuenta la orden de su amo. Mismo por lo que, apenas humedeció todo su cabello, colocó una pequeña cantidad de shampoo en su mano y comenzó a tallarle el cabello, asegurándose por completo de que no cayera en sus ojos y limpiando los restos de espuma que lo intentaban con una toalla. Dejó todo el cabello hacia atrás, para mantenerse seguro de que no molestase a su rostro, mientras alcanzaba una esponja y algo de jabón para tallar poco a poco su cuerpo, con cuidado y lentitud, a modo que fuera lo más relajante posible para su señor.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Neuro se metió en el agua, dejandose atender por su dócil sirviente, el cual ya conocía la rutina. Mantener a ese chiquillo con vida, parecía, había sido una de sus mejores ideas. Dejó que le masajeara el cuero cabelludo y se encarara de su cabello, desprovisto de sus usuales broches dorados. Sintió luego sus manos junto con la esponja y la espuma que le iban recorriendo el cuerpo de a poco y disfrutó del trato, llevando su mano entre las piernas de Nicola, sin importarle la toalla se le cubría, subiendo por uno de sus muslos que rozaba con sus dedos y sus uñas, hasta que alcanzó la zona del perineo del chiquillo, presionandola con sus dedos.- mghm... Nicola...- Suspiró haciendo aquello. Tenía los ojos cerrados y una sonrisa maliciosa en los labios. - Recuerdame que clase de negocios debo atender esta tarde...- Murmuró como si nada, mientras continuaba haciendo aquello, sintiendo sus estremecimientos y deseando oirle descontrolarse.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

Estaba tratando a su maestro como siempre... sin embargo, este solía no desaprovechar la oportunidad llevando desde un inicio su mano a la entrepierna de Nicola. El pequeño se estremeció, sus mejillas tomaron ese color carmín pero no detuvo sus manos por ninguna razón. Sus dedos, sus uñas se arrastraron por encima de la píel del muslo del joven, sin compasión alguna, subiento a una zona mucho más peligrosa sin que esto representara algo para el mayor, presionando con sus dedos, por lo que a Nicola se le escapó un suave jadeo.

-¿Diga, amo? -habló al escuchar su nombre, intentando ignorar esa sonrisa traviesa, malicioso, mientras continuaba lavando a su amo-. Sí, mi señor -respondió ante aquella petición, sintiendo cómo insistía con aquello y estremeciéndose por el trato-. Esta mañana... debe dirigirse a su oficina y poner todo en orden -empezó-, después... tiene una cita para el almuerzo, dependerá de usted seleccionar el lugar -tembló, pasando a tartamudear-, y... yo puedo... puedo encargar, ss... si usted lo desea -apretó un poco la esponja, mientras continuaba-, y tiene otros tantos negocios por la tarde...

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Neuro estaba entretenido con ese jugueteo tan divertido como descarado, mientras seguía jugando con el interior ajeno y las cerezas, empujandolas más dentro cada vez que el otro tartamudeaba.-Ah! El almuerzo, lo había olvidado, claro...- Musitó, despreocupado - Habrá que escoger un lugar adecuado para tal cosa... Tal vez el restaurante del Madison Square Garden...- Meditó, haciendose el pensativo mientras seguía torturandole - Aunque es una lastima que el resto de mis ocupaciones no sean tan divertidas como esta...- Insinuó, acariciandole el perineo con los dedos, para provocar que su interior se contrajera hasta exprimir las cerezas. Entonces tendría excusa para portarse mas rudo.

- ¿Que decias de la tarde? ¿Más trabajo aún? - Inquirió, mientras se dejaba ser atendido por el otro y echaba el cabello hacia adelante para que el menor comenzara a lavarlo y aprovechaba de morder sus rosados botones, erectos por la temperatura y sus anteriores juegos. - ¿O acaso misteriosamente desaparecieron de nuevo todos mis compromisos? - Y al pensar en ello, la sonrisa macabra se le pintó en el rostro.

Procuraba no apretar su interior pues conocía perfectamente las consecuencias de ello. Tomó el shampoo y con cuidado lo colocó en la cabeza de su amo, para lavarle el cabello cuidando que el jabón no cayera en sus ojos. Ante su propuesta asintió, como si estuviese completamente de acuerdo con esa opción para la cita del almuerzo, emitiendo un jadeo ante la presión que había dentro suyo. -Amo -gimió bajo al sentir esa caricia malintencionada, sintiendo inevitable que los deseos de su amo se cumplieran, para mirarle con los ojos embelezados-, si el amo... si el amo desea, puede cancelarlos -dijo, antes de tragar saliva al sentirlo inclinar sobre su pecho, sonrojando de sobremanera y siguiendo con sus manos, aunque en lugar de ir lavando parecían más bien lentas caricias en el cabello de su amo, pues tanto llegaba a desatinar por sus jugueteos-. No diría... misterioso... mi señor... es.. es solo para.. cumplir sus deseos -dijo, mientras continuaba con su trabajo-. ¿Desea que... cancele algo? Por la tarde... ti.. tiene una firma con el banco... y creo... creo que una... asamblea -dijo, antes de emitir un último jadeo, avergonzado.

- Mmmm... Me gusta la idea de cancelar la asamblea - Comentó, mientras lo sentía retorcerse, llevando la mano libre al abdomen del srviente, arañando de manera apenas perceptible su piel para dejar escapar finos hilillos de sangre que se encargaba de limpiar con su lengua y aprovechaba de recorrer con ello también los pezones del sirviente - Tengo ganas de salir en la noche, creo aún no haber terminado de resolver esos asuntos con la compañía de ese italiano... No quería hacer el contrato, ¿Cierto Nicola? - Le preguntó.

Pero el recordarlo pareció provocar cierto desagrado y rencor en el de cabellos bicolor, puesto que lo que antes habían sido jugueteos, comenzaban a tornarse más bruscos.- Humanos... miserables despojos que aún no terminan de ser extinguidos y devorados por la tierra - Murmuró - Serán devorados entonces en las manos de los Homo Superior...- Sus ojos se tornaron de aquel verde brillante que tomaban cuando sus ansias de sangre se volvían más exhacerbadas y los empellones de, ahora dos de sus dedos y las cerezas en el interior ajeno se hicieron más bruscos - Si, cancela la asamble, trasladala a cuando sea necesario. Es un desperdicio que siga vivo una noche más...-

Asintió apenas ante la respuesta de Neuro, sintiendo lentamente cómo arañaba su piel, como parecía regocijarse con el suave aroma de su sangre, con el color y lo que pasó a ser el sabor en los labios de su amo. Escuchó los deseos de su amo, que quería ir a por aquél italiano y Nicola no era absolutamente nadie para negárselo a su señor, de ser necesario le ayudaría en su misión, tal como prometió. -Se negó a firmar... mi señor -respondió. Sin embargo, pronto se vio un cambio en el humor de su amo cuyos tratos pasaron a ser mucho más agresivos, pero no por ello menos excitantes. Emitió un profundo jadeo ante un golpe en su interior, llevando ambas manos a sostenerse de los hombros de su amo, emitiendo un profundo gemido-. Sí.. amo -dijo, como única respuesta a sus molestias, esperando que ello le ayudara un poco a calmarse. Sostuvo con fuerza uno de sus hombros, probablemente al grado de rasguñarlo y arrepintiéndose de inmediato-. Lo siento, mi señor... -dijo, casi como queja, para mirarlo y asentir-. Como usted ordene, amo.

Sintió el ligerísimo ardor del rasguño ajeno en su hombro y ello le hizo sonreír y le produjo cierto placer morboso muy propio del mutante. Tomó la cintura de Nicola entonces con una mano, apretandola ligeramente y sonriendo malicioso ante ello.- mghm... Nicola... Creo que se te ha pasado la mano - Musitó, como si fuera aquello algo casual, a pesar de las disculpas ajenas que le hicieron sonreír de manera aún más perversa - Esa simple disculpa es tan simple... Seguro encuentras formas más creativas de que te perdone la vida...- Comentó, ya habiendo introducido tres dedos en el interior ajeno, jugando ahora con una de aquellas cerezas, moviendola en el interior ajeno.

Subió el rostro para prenderse del cuello ajeno, atrapandolo con sus dientes, como con tensión, y como estos eran afilados, hería al otro incluso sin quererlo. Tarareaba al pasar su mano sobre la piel tersa, una melodía curiosa que más bien se oia perversa.- Bien sabes lo que me gusta de tí, de este cuerpo...- Musitó sobre la piel de su cuello, lamiendo las gotas de agua y sangre que en este habia. Si el otro fuera un humano normal, dadas sus extrañas manías lo habría ya matado.- Ah~ añoro tanto esas hermosas marcas sobre su tu cuerpo, dibujando el camino de estas con un dedo - Debería dibujarlas con sangre, ¿No crees? A falta de las verdaderas, sirviente mío...- Musitó, cual si verdaderamente lo pensara.

-Lo lamento -repitió, avergonzado a con las palabras de su amo mientras sentía sus manos apretarle de poco en poco. Ante sus palabras, tembló un poco... Neuro le provocaba esas reacciones irrazonables. Pero a la intromisión de aquél tercer dedo jadeó sonoramente, intentando apartarse a la vez que gozaba de la intromisión, aunque sintiendo pronto los dientes afilados de su amo prendidos de su piel con ese gusto y placer que tan solo su amo podría sentir en estas situaciones. Se quejó bajo, mirándole por el rabillo del ojo. Sentía sus manos recorrerle y le sacaba tantos jadeos que, con la mordida, le era dificil soltarlos, al menos hasta que cedió a su piel. Al escucharlo, sintió algo de temor... nada le aterrorizaba más que ese peculiar gusto de su amo, pues aquellas marcas eran su mayor terror. Al escuchar su propuesta tembló y se sostuvo de él, dejándose hacer para negar con la cabeza-. Amo... por favor... -musitó, para inclinar su rostro y lamer donde antes hubiese rasguñado, curando su piel con este acto de hecho-.

-. Compasión -suplicó, rodeándolo con sus bracitos y yendo a su oído-, le suplico compasión, por un día -musitó, cerrando sus ojos, a sabiendas que la reacción de Neuro podría ser bastante negativa-, compadezcame por hoy... y déjeme servirle esta noche en su misión. Cumpliré todos sus deseos sin protesta... pero hoy... será una mañana ocupada, mi señor -le informó, pues Neuro no tenía tiempo hoy.

Ante las súplicas de su sirvente, la sonrisa de Neuro se hizo más prominente, y sus dientes filosos parecieron relucir a la media luz que de colaba en el baño. Jugó con sus dedos en el interior ajeno, empujando mas, abriendolos en el interior de este, como si buscara dilatarle, aunque podía decir que ya lo estaba lo suficiente con el paso de aquellas ciruelas en el interior del joven sirviente.- ¿Compasión, dices? - Inquirió con sorna, sintiendo aquella pequeña y suave lengua sobre la piel de su hombro. No le preocupaba la herida en realidad sino la accion de haberlo hecho, aunque tampoco era como si le estuviera hiriendo demasiado. Solo que le ustaba siempre llevar las situaciones al extremo.

Dejó que sus dedos se deslizaran desde el vientre ajeno, subiendo por su torso, causando apenas ligerísimas heridas, casi indoloras, como las que se hacen al cortarse con un papel, subiendo su mano luego a través de su clavicula y cuello, enredandola en sus dedos de forma que en un principio pareció delicada pero luego se tensó al tirar de sus cabellos para acercar el delicado rostro al propio, cuyas orbes brillaban de manera casi radioactiva.- ¿Me he caracterizado alguna vez por tener compasión, Nicola? - Inquirió con toda ironía en un pregunta retórica - Agradece que eres un Homo Superior... O probablemente ya te habría asesinado - Musitó contra su oido sin verguenza alguna - Así que si de verdad quieres alguna clase de compasión, gánatela...- Aquello ultimo lo musitó casi en un susurro erótico a su oido - Convenceme....-

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

El silencio y los juegos de su amo lograban representar diversas cosas, es lo que tenía Neuro, que jamás podrían predecirle... oh, pero cuando separó sus dedos de esa forma dentro suya, no pudo evitarlo e incluso gritó-. ¡Nhyaagh! -emitió, sintiendo humedecer sus pupilas por lo mismo, mientras pasaba a sostenerse mejor de los hombros ajenos, mientras jadeaba con los labios separados todo a causa de lo mismo, bajando el rostro ante el mayor debido a que se había separado rotundamente de él tras esa sensación, ya que le había jalado por toda la espalda. Claro que, el escuchar sus palabras... eso no le ayudó demasiado y le hizo creer que ya había perdido.

Por lo tanto, mientras los rasguños se dirigían hacia el norte de su cuerpo, se limitó a mirarlo con sus hermosos ojos, ya suponiendo por su parte que ontendría una negativa a cuando halo de su cabello, cuestión por la que tan solo se quejó un poco, antes de observar sus ojos verdes frente a frente, escuchando su pregunta-. No, mi señor -murmuró, rendido, para emitir un suspiro profundo ante esa advertencia-. Se lo agradeceré eternamente, amo -contestó, aunque si bien, le sorprendió bastante la accesibilidad que demostró para él. De ésta forma, apenas se sintió libre de actuar, lo consideró un par de veces antes de inclinarse y besar delicadamente su cuello, con cuidado. Sabía que las atenciones agresivas hacia él no eran precisamente una jugaba positiva para el menor o seguro que terminaba siendo azotado, a modo que se limitó a jugar con sus labios de bombón mientras que sus manos descendían por el cuerpo de Neuro: una fue a darle atenciones sutiles y cuidadosas, casi cariñosas, mientras que la otra anduvo a encargarse de la hombría de su amo, suponiendo obvio el fin de esa ducha. Si Neuro metía sus dedos en él definitivamente le metería algo... cualquier cosa, pero se lo metería.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Si bien era cierto que los juegos agresivos en cuanto a su persona se refería no le agradaban demasiado, también le molestaba de sobremanera que Nicola se tomara tanto tiempo cuando sabía perfectamente lo que Neuro quería de él. Su expresión se tornó en un gesto para nada conciliador al sentirle besar su cuello mientras que su mano descendía finalmente a estimularle. Solo en ese momento sus facciones se "relajaron", apenas un poco, dejando actuar al menor, cuyas marcas eran su más fehaciente tentación. Pero, como bien decía este, no tenían tiempo, no ahora.

La mano que se enredaba en sus cabellos, aún continuaba allí, y luego de un instante de las atenciones lentas, casi casuales del menor, lo separó de la piel de su torso con un tirón firme para mirarle de nuevo con aquellos ojos predadores, esos que tratan de contener las ganas de hacerle algo peor.- Nicola... ¿no decías que era una mañana ocupada? - Inquirió, mientras su otra mano, de largas uñas en ese momento, se paseaba por su mentón, solo rozándole sin herirle - Entonces, ¿Por qué no ocupas esa linda y casta boca en hacer lo que me gusta? - Inquirió, bajándolo entonces a su abdomen. Sabía lo que quería, ¿Acaso tenía que repetirlo? - Abre tu linda boca Duck...- Le instó, pasando su pulgar por el labio inferior, entreabriendolos - Y haslo como me gusta - Le ordenó antes de aflojar el severo agarre de sus cabellos. Aún tenían tiempo de sobra, y si llegaban tarde, él era Neuro, no tenía que dar explicaciones.