Cita Nocturna [+18]

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

Degustó sus labios con suave deleie, delicados cual petalos de rosa que eran. era delicado con ella, sensual y atrevido a la vez, porque notaba que eso le gustaba, así como a él le gustaba perderla en sus atenciones y caricias. Sintió como sostenía sus manos y percibió en ella, cierta tensión, como si no quisiera que siguiera descendiendo. Y si así eran... ¿En que quedaban todos aquellos jugueteos? Por supuesto, él era un caballero y no la obligaría a nada pero, el solo pensarlo, le decepcionaba un poco.

Se separó de sus labios y aquel exquisito sabor que le embriagaba, fijando sus orbes tintas en las ajenas, sonriendole luego suave en una expresión ligera que buscaba darle confianza. - ¿Lista para salir del agua? ¿O podemos relajarnos un poco más? - Inquirió. Disfrutaba de la atmosfera, y de su calido y voluptuoso cuerpo junto al suyo, pero para nada quería incomodarla, o al menos no de momento. Desgraciadamente para él, era una mujer demasiado esplendida y le era dificil no caer ante sus encantos.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué le temía tanto a esa vieja cicatriz? Nunca importaba... siempre se quedaba en el pasado pero, justo ahora, con Sebastian, le estaba preocupando que la encontrara. Debía recordar las palabras de Savannah, de Muraki e, incluso, las de Daeron, sin olvidar las de su hermana. Apenas se descubrió el hecho de que realmente había estado deteniéndolo, casi se golpeó la cabeza con la pared... Realmente se sentía estúpida, más al notar el amable comportamiento de Sebastian, por lo que sonrió en respuesta al mismo gesto del joven, antes de acomodar mejor doblando sus rodillas y dejando libre sus manos, no tenía porqué detenerlo... todo el mundo tenía cicatrices y la de una cesarea... quizá sí fuera un poco fuera de lugar, pero no debía sorprenderlo, ¿cierto? Tan solo no deseaba eso...

-¿A ti qué te parece mejor? -cuestionó, con una sonrisa delicada, traviesa y ligeramente sensual a la par, mirándole hacia arriba-. ¿Quieres permanecer aquí un rato más, o prefieres salir ya? Aunque te aseguro que si seguimos la primera terminaremos simulando a un par de pasas -bromeó encantadora.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

- No me gustaria que te vieras como una pasa... Asi luces perfecta...- Murmuró, sonriendole suave - Mejor salgamos de una vez - Sugirió - Además, el agua comienza a enfriarse y se pierde el encanto - Bromeó, sutilmente, terminando de deslizar sus manos por su cuerpo hasta sus muslos, rozando apenas aquella cicatriz a la que no prestó demasiada importancia antes de separarse suavemente.

Se levantó, dejando que el agua le corriera por el cuerpo sin el mas minimo pudor, saliendo de la bañera para tomar una toalla, medio secarse el cuerpo y luego tender a Morrigan una toalla seca en lo que le ofrecía su mano para salir de la tina, ni siquiera disimulando la manera como sus ojos seguian las formas ajenas, voluptuosas y sensuales, pero no de manera grosera, solo juguetonamente.- Y luego de esto que... ¿A la cama? - Inquirió en broma con un tono ligero que se prestaba para malas interpretaciones pero solo jugaba.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

No pudo evitar reírse suave y encantadora al escucharlo, pues le resultaba no solo divertido, sino que le resultaba cautivador de su parte. Es que igual Sebastian resultaba ser fascinante en toda la extensión de la palabra y para este ser su tercer encuentro se encontraban muy bien parados según el uno con el otro, sin embargo aún no se vería propensa a desperdigarle información así nada más... Matt le había enseñado a no confíar demasiado en sus sentimientos, por más que eso doliera.

-Tienes razón -respondió apasiblemente, recogiéndose el cabello con éste mismo mientras que el pelinegro salía del agua, sin mirarlo demasiado por más increíble que fuera siendo que tenía a un espécimen magnífico detrás suyo. Sonrió ante esa mano y ante la travesura que ello representaba, pero tal cual audaz mujer que era tomó primero la toalla y cubrió apenas su cuerpo, con una sonrisa juguetona en respuesta a la contraria, cubriendo apenas lo necesario y sin poder evitar una afable carcajada, mirándole divertida antes de enredarse en la toalla y dejando escurrir un poco su cabello, perlando así su cabello-. Me pareció ver un par de fresas antes... me encantaría aprovecharlas -respondió, claramente traviesa al mirarle con esa sonrisa sutil.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

- Fresas... Perfecto. Será como la dama desee... - Exclamó, regalandole una sonrisa seductora, soltando su mano una vez estuvo segura en el suelo, no sin antes depositar un beso sobre esta. Avanzó entonces al espejo del vabao, observando su porte, peinando apenas su cabello con los dedos, observandola a través del reflejo del espejo. - La dejaré que pueda disponerse para la velada con comodida... No quiero que piense que la espío, señorita - Exclamó con un tono ligeramente bromista, la risa adornaba sus labios cuando abandonó el baño.

- Tras la puerta hay algunas batas de seda. Si desea alguna, puede tomarla...- Comentó. Habían tres; una de color negro brillante con bordados de rosas en las mangas color rojo, otra bata colo vinotinto, muy fina y con encaje en el borde inferior de color negro y la última era de color verde, muy similar al cabello de Morrigan, con alguno que otro bordado que simulaban enredaderas alrededor de los brazos en color blanco.

Sebastian se dirigió al armario y tomó de allí una muda de ropa interior limpia. No le hubiera molestado andar por ahi desnudo. Pero por respeto a la peliverde no lo haría. Tal vez cuando tuvieran más confianza... Regresó a la habitación, luego de haberse apenas un poco de loción en el cuello, asegurandose que todo estuviera perfecto; las velas, las fresas, el chocolate derretido, el champagne... Entonces salió al balcón, donde se apoyó mirando la playa, esperando a que ella saliera.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

-Entonces perfecto -dijo con gusto. Corresponder a sus sonrisas y reír ante sus palabras... casi parecía automático al tratarse de Sebastian a quien, sin dudar, le tenía una preciosa sonrisa en todo momento. Parecía querer hacer de esa noche una perfecta velada romántica, algo que satisfacería a Morrigan y que hasta ahora iba a la perfección, claro que eso del espionaje le desprendió una carcajada-. Oh cariño, ni espiándome verías tanto como haz hecho hasta ahora, siéntete especial -bromeó con él, mirándole salir antes de negar con la cabeza para sí misma.

Entonces se quedó con una toalla enredada al cuerpo, escuchando lo último para ver las batas con una sola mirada. Sí que se había preparado, ¿ah? Optó por la de color vino tinto... sería demasiado verde con una y no quería llevar demasiado negro tampoco, que su cuerpo lucía mejor con colores más apasionados como este que había tomado. Que por supuesto apenas secó un poco su cabello por pereza, pero no lo suficiente por lo que continuaba húmedo.

Su piel tenía ese olor a rosas del jabón mezclado con el aroma de las sales de baño así que no había mucho que hacer al respecto... salió entonces del baño, con su larga cabellera pegándosele a la piel por la humedad y caminó hacia Sebastian, para detenerse a su lado y recargar contra la baranda, sonriendo al sentir la fresca brisa de la playa golpear con su rostro, para reír.

-Hasta ahora hemos tenido una hermosa velada -dijo al pelinegro, para escabullirse entre sus brazos y depositar un beso dulce en la comisura de sus labios-. Gracias por la noche, Sebastian... has sido muy dulce.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

- Pues me alegra mucho recibir la aprovación de una dama tan hermosa - Sonrió, sintiendo la suave caricia de los labios ajenos sobre los propios.- No tienes que agradecer nada. Solo he obsequiado lo que merece una mujer como tú, Morrigan...- Susurró, sutil - Despampanante, audaz, atrevida y tierna también..- Sonrió suave y fue esta vez él quien se inclinó a buscar los labios ajenos, aunque de manera un poco más apasionada, sosteniendola de los hombros ante aquel movimiento y sintiendo el suave tacto de la seda deslizandose bajo su mano en contacto con la piel ajena.

Ah! Ella era simplemente magnífica. No podía comprender como aquella mujer parecía mantenerle constantemente bajo el hechizo de su mirada, pero ello no le disgustaba en realidad. Disfrutaba de su compañía y sus comentarios, a veces mordaces, otras sugerentes. Se separó de sus labios y dejó que sus manos descendieran de sus hombros a su cintura, sosteniendola contra él.- La fresas, el chocolate y el champagne nos esperan...- Susurró sugerente, señalandole la cama dispuesta para tal fin - ¿Gusta ponerse comoda? - Exclamó con travesura, soltandola del agarre de una de sus manos y guiandola a la cama con toda caballerosidad.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

El coqueteo... sí, estaba ahí, pero la personalidad de Sebastian expresaba que no era como cualquier hombre y el que se encontrase aquí, así, regalándole dulces palabras a la peliverde, le hacía mirarlo con mayor interés. Aquí se acercaba la pregunta del millón: ¿Cuán grande era el interés de Sebastian como para venir detrás de ella así? Sería algo que en definitiva el pelinegro demostraría en lo que quedaba de la noche.

-Si sigues halagándome me sentirá muy ególatra -advirtió, como para indicarle que parara, que de hecho era esa la intención de aquellas palabras. Pero tras ello no le incomodó en absoluto que los labios suaves de este caballero tocaran los propios con aquél deje apasionado, llevando sus manos delicadas al torso de Sebastian mientras correspondía gustosa a quien le sostenía por los hombros tan enfáticamente, cerrando inclusive sus ojos para poder sentir más allá de lo que esperaría, ya que le parecía no tenía necesidad de cubrirse de nada, de temer a nada... sentía algo de confianza en el menor, debía admitir.

Así, finalmente sus labios se separaron y Morrigan bien pudo aquejar por aquello, pero no era el momento ni el lugar... seguro lo sería adentro en uno o tres segundos más. Este pensamiento le hizo sonreír encantadoramente a Sebastian que ahora la sostenía por la cintura. Tras escuchar aquella invitación, tan solo bastó una sonrisa para expresar la aprovación ante ello y dejarse guiar entonces dentro de la habitación.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

La guió hasta el interior de la habitación, donde la cama parecía estar dispuesta para ambos de manera elegante y perfecta; En la mesa de noche una botella del mas fino champagne con dos copas de cristal que resposaban a su lado, como esperando ser usadas, una bandeja de cama puesta en medio de esta, donde reposaba una fuente de chocolate derretido junto con fresas, algunos otros trozos de fruta y crema chantillí. Tal vez fuera algo un poco cliché, pero valla que al cirquero le divertían ese tipo de cosas.

Guió a Morrigan hasta uno de los lados de la cama, dejandola sentar, mientras los cabellos de ambos eran revueltos por la brisa nocturna de las puertas de la habitación, abiertas de par en par, dejando la estancia iluminada por las velas que la rodeaban y el fulgor de la luna llena, que apotaban al lugar una ténue iluminación. - ¿Gustas champagne? - Ofreció, tomando la botella, mostrandosela, recorriendola de nuevo con la mirada, pues la visión de su cuerpo voluptuoso bajo aquel color tan apasionado, ¿Para que negarlo? Le causaba tentación.

Alpha Mensajes : 1026 Fecha de inscripción : 16/02/2011

Ese hombre poseía ese no se qué de no se cuál que a Morrigan le estaba fascinando: además de un caballero era todo un romántico, ¿eh? Le parecía tremendamente fascinante, mismo por lo que tan solo le observó con una sonrisa divertida y cómplice. El chico estaba luciéndose, aunque seguro estaba dejando cosas en su repertorio, pero se limitó a seguirlo hasta el lado de la cama que a ella le correspondía, acomodándose recargando contra las almohadas, a modo que su cabello húmedo mojase un poco, mientras que el viento le hacía una jugada con aquella delicada bata, moviéndola un poco para mostrar sus piernas de blanca piel. Oh... pero Morrigan no podía parar de observar a aquél alto hombre de hermosa sonrisa, a modo que simplemente sonrió a su pregunta.

-Claro, ¿por qué no? -contestó, mientras sentía los ojos carmín por encima de su cuerpo. ¿Tanto le había gustado? ¡Pues qué placer! Era una de las cosas que seguramente le causarían más placer a la peliverde en esa cita de la que, estaba segura, no regresaría pronto. De ésta forma, tan solo esperó a por su copa antes de tomarla cuidadosamente y dar un breve trago, sonriendo un poco-. Has escogido bien, Sebastian... y te has lucido con todo -aseguró, antes de tomar cuidadosamente una fresa y bañarla, lejos de sus dedos, en el chocolate caliente. Tan solo tuvo que soplar un poco para que se quedara un poco frio alrededor de la fresa, con esos labios rosados hermosos, antes de acercar la fruta bañada a los labios de Sebastian, esperando que no se negara a su propuesta y simplemente lo probara para darle el gusto. Oh, sí... adoraba que la adoraran, pero más adoraba que cumplieran sus triviales y simples caprichos.

Omega Mensajes : 3362 Fecha de inscripción : 20/02/2011

En ambas copas sirvió el champagne que Morrigan había aceptado. Luego le entregó a la chica su respectiva capa y dejó la botella de lado, aunque sin quitar la atención de su dama. No era como si pudiera hacerlo realmente, ¿cierto? Le sonrió de aquella manera que le era tan innata, una sonrisa diminuta pero que, con aquel mirar casi misterioso, derrochaba encanto. Todo con aquel simple gesto.

Observó como Morrigan tomaba una fresa, pensó que lo hacía para ella y fue precisamente por ello que se sorprendió cuando la vio tendérsela con sus dedos tan cerca de sus labios. El gesto, sin embargo, apenas si le duró un instante antes de que reaccionara y atrapara la fruta con sus dientes, suavemente conforme ella se la tendía, terminando de tragarla por completo en cuanto sus dedos la soltaron. Se relamió los labios de chocolate, tomó aquella mano de delicados dedos, y besó cada uno de ellos casi con adoración antes de proceder a realizar su siguiente "movimiento".

- Espero que me permitas no perder la oportunidad de hacer lo mismo contigo, querida - Bromeó con una voz suave, coqueta, envolvente de por sí antes de tomar una fresa con sus dedos y mojarla del mismo modo. Empero, a diferencia de la peliverde, el le puso un poco de chantilli antes de ofrecérsela a ella. Sería divertido ver la punta de su nariz manchada de crema espumosa que él, con mucho gusto, se encargaría de limpiar.- Entonces, ¿Probarás? - Ofreció, acercándola a aquellos rosados labios que ya le daban tentación alcanzar y mancillar con los propios.

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