Mercado de Brooklyn.

Aun no ponía un pie en la acera y ya estaba cansado, Se baja algo indispuesto del auto con la mirada perdida entre las demás personas que se encontraban afuera del mercado, Se adentra entre la multitud con un notorio gesto de inconformidad que bien la rutina le había causado, Al entrar a dicho establecimiento se encuentra de todo menos con algo interesante, Gente por doquier con la cual se mezcla perdiéndose entre ella, A la vista de todos no era mas que un hombre cuando, aun el sintiéndose como uno no lo era del todo, Toma un pequeño cesto metálico que ofrecían en la entrada pues no planeaba llevar mucho el día de hoy.

Se distrae entre los pasillos de tal lugar, En los productos que ofrecían los estantes recorriendolos solamente con la vista sin demostrar mucho interés, Deteniéndose unos momentos en la sección de libros tomando uno secretamente que bien había llamado su atención, colocando varios sobre este para no mostrarlo tan en publico en caso de encontrarse con alguien. Continuando su recorrido como para ver que mas encontraba.

Finalmente, acaba sin ganas de continuar recorriendo este lugar, llegando a las cajas para pagar todo lo que había llevado, dos o tres cosas mas de los libros que había elegido para su lectura, Guardándolos en una bolsa de las tantas que había en la caja y disponiéndose para comer algo antes de volver al trabajo, Encontrando en una cafetería aledanea al mercado un buen sitio para sentarse, Compra el diario y lo lee... Casi parece un día perfecto en la vida de cualquier hombre y mientras le sirven el café se distrae dejando al lado suyo la bolsa que contenía lo que había comprado y olvidándose por momentos de ella.

-Su café esta listo señor.- Decía la empleada del lugar terminando de servirle y retirándose del lugar, el toma la tasa y se la lleva a la boca siguiendo con sus ojos las letras impresas en el diario, Nada que le sorprendiera, Asesinatos, como el día de ayer, de antier, de hace una semana y seguro por las mismas razones, Sin embargo ya ni se molestaba en preguntarse nada sobre esto, Simplemente quería disfrutar de día y de su café mientras podía, Antes de seguir con esta agotadora y aburrida rutina.

Katherine se bajó de su auto con expresión relajada y su bolso en el hombro. Usaba una falda corta color azul marino, unos botines oscuros y una camisa color vinotinto, sin mangas pero con cuello, dejando su cabello suelto, rubio, y que destellaba de manera magnifica bajo el sol. Junto con unos lentes oscuros, ofrecía todo un porte de diva.

Iba al mercado a hacer algunas compras, nada importante ni en extremo preocuparte. Un par de medicamentos que le llevaría a Zeth y tal vez una que otra cosa que se le antojara. Fue directo a la farmacia primeramente, comprando las medicinas que metió en su bolso luego de pagarlas pero a medio camino de la salida, no pudo evitar detenerse en la sección de ropa, observando un precioso conjunto de lencería con babydoll color purpura. Era perfecto. No pudo evitar la tentación de verselo puesto y, con solo ponerse el babydoll en el vestidor luego de haberse quitado la ropa, no pudo evitar desearlo con todas sus ganas. Lo empacó y pagó para luego salir del establecimiento con su bolsa en la mano y, en extremo, feliz. Había sido una mañana productiva después de todo.

Muy contenta decidió ir a tomarse un café ligero y a descansar un poco con un pastelillo. Se acercó al lugar pero todas las mesas parecían estar ocupadas por parejas muy acarameladas. Suspiró. Parece que no iba a encontrar donde descansar. Sin embargo, observó pronto a un hombre solo entre las parejas y, ni corta ni perezosa, decidió acercarsele y hablarle. - Buenos días - Saludó ella, bajandose los lentes para poder verlo mejor - Espera usted a alguien? O tendrá algun problema en que le acompañe a descansar un instante? - Inquirió antes de sentarse, aunque sosteniendo su mano con la silla - No es mi deseo importunarle pero, como verá, no hay ninguna otra mesa libre...- Explicó, esperando atenta su respuesta.

- Para nada, tome asiento con toda confianza - Contesta sin demoras bajando aquella hoja del diario que con interés leía, Llegando a mirarla a sus ojos percatándose de la notable belleza que poseía la dueña de tan melodiosa voz que había escuchado preguntarle, Sonriendo gentilmente ante ella y acomodándose de mejor forma en su asiento, comportándose muy tranquilamente intentando responder a lo antes preguntado para hacer sentir a la dama en confianza de tomar asiento.

-No espero a nadie y aunque si fuese no tendría ningún problema en compartir la mesa con tan hermosa dama si me lo permite- Finaliza muy tranquilo y seguro de sus palabras, esperando que no fueran tomadas a mal e interpretadas con demasiada confianza, No quería sonar de esa manera pero bien era imposible no notar los rasgos tan finos y encantadores que poseía, Apartando rápidamente el diario de la mesa para dejar libre la mesa para dispongámonos de la hermosa señorita.

-Por mi estaría encantado de recibirla, Mi nombre es Usami Akihiko, Mucho gusto. - Le dedica una serena e interesante mirada atravez de los cristales con los que leía hace unos minutos el diario, hablando de una forma muy tranquila, Esperando que ella terminase de acomodarse sobre la silla sintiendo un notorio interés en conocer mas sobre ella pero para nada quería agobiarla, seria muy incomodo para ella que un desconocido hiciera tal cosa, por lo que solo se limita a sonreír con mucha calma.

-Parece que hoy todos o están muy ocupados en su persona como para otras, o demasiado ocupadas en otras para prestar atención a si mismos.- Comenta haciendo alusión a aquellas mesas que estaban ocupadas por enamorados que tan felizmente se veían ilusionadas unas a las otras contrastando con aquellas cuyo estrés y preocupación era notoria en su cara, caminando apresuradamente dentro y fuera de mercado con mil bolsas en una mano y en la otra el celular.- Que curioso... -Sonríe con ese encanto que distinguía al atractivo caballero de cabellos grises.

Se sorprendió al notar que aquel a quien había hablado no era tal como lo había notado. Suponía a alguien mayor, por el cabello grisaceo, pero cuando el otro apartó el diario que cubría su rostro, pudo vislumbrar que aquel... joven, a penas si tendría alrededor de la misma edad que ella. Poco más, poco menos, pero alrededor de la misma edad.

Ante sus palabras le regaló una sonrisa delicada, mientras se apartaba los lentes del rostro, dejandolos enredados en sus pechones rubios que pasaron a enmarcar su rostro de ojos plata mientras tomaba asiento y dejaba las bolsas a un lado. - Con su permiso entonces...- Murmuró, acomodandose en la silla, escuchando su nombre, cosa que la forzaba a una presentación formal... pero estaba acostumbrada, no tenía nada que ocultar. Le tendió la mano. - Katherine Bonnefoy, un placer... - Musitó la rubia con una sonrisa suave que correspondía a la ajena, observando detalladamete a su interlocutor, quien poseía un porte bastante peculiar más no por ello desagradable. Tal vez fuera ese porte el que lo hiciera tomarlo por alguien mayor.

Su comentario le hizo mirar alrededor, a penas un instante, para luego regresar a la mesa, al otro, fijandose en sus ojos, curiosamente violaceos, por apenas un instante antes de desviarla de nuevo a nada en especifico. No solía ser alguien de mantener la mirada mucho tiempo. - Puede que tenga razon... Aunque la mayoría de la gete siempre está demasiado ocupada en sus propios asuntos, es lo normal - Musitó - O al menos lo que intenta aparentar la gran mayoría que es lo normal... - Musito, desviando su atención a la llegada de la camarera, a la que pidio un Latte Vainilla y unas cuantas galletas para acompañarlo.

- Vivir en una ciudad tan agitada como esta tiene sus consecuencias... - Murmuró, cuando la camarera se fue, viendo de nuevo al otro por un momento - Entre ellas, que vives la vida demasiado rápido como para darte cuenta de lo que sucede a tu alrededor... ¿Triste, no? - Inquirió, no sin cierta ironía, cruzando las piernas con total naturalidad, como un gesto espontaneo. Esperaba que el otro no pensaba que intentaba seducirle, porque era lo último que necesitaba. Lo unico que quería era lejarse, y lo demás, sobraba.

- El placer es todo mio Katherine. - Extiende su mano para tomar por breve tiempo la suya respondiendo a la dama, Notando la encantadora sonrisa que ella tenia al dirigir su mirada hacia su rostro, Escuchando con cuidado el comentario de la rubia en respuesta al suyo, bastante cierto a lo que decide no responder tan prontamente, Se toma su tiempo tras darle un pequeño y sutil trago a su café aun bastante caliente.

Abre muy ligeramente sus ojos al terminar de escuchar a la joven dama, Que argumentaba con certeza lo que pensaba y de una manera tan normal y despreocupada, A lo cual intenta responder con un tenue tono de voz. -Mas que triste, me resulta algo tonto vivir preparando tu vida sin pausas y de forma acelerada para que te la quiten cuando sientes que estas a punto de lograrlo, Vivir con esa rapidez tal vez refleje su apuro por morir.-

Se queda muy pensativo con la taza de café cercana a su boca, con los ojos observando la sublime nada y emergido en su mar de pensamientos y memorias, Callando de pronto y volviendo con pena a la realidad, regresando sus ojos a los de ella con algo de pena por pensar haberle incomodado con lo dicho, tal vez fue muy severo al expresarse de esas personas como suicidas, Pero bien su conducta auto-destructiva no era para menos.

- Siento mucho mi comentario, tal vez no debí decirlo, Lo ultimo que hubiese querido es molestarla. - Baja la taza nuevamente hacia la mesa alzando una de sus cejas al dirigir su mirada hacia ella, Quería notar el gesto en sus ojos, le parecía interesante de algún modo, No quiere quedarse en silencio, seria una pena quedarse callado al lado de esos ojos que bien parecen tener mil cosas que contar, valiéndose de cualquier pretexto para continuar con la conversación. - Perdone la indiscreción pero ¿Usted si espera a alguien?.- Esperaba que no, pero bien con lo hermosa que era no le sorprendería si fuese el caso.

Su comentario le hizo arquear una ceja, viendo la manera tan refinada como se comportaba el otro. Suspiro, desviando la mirada a la gente que pasaba por un instante.- Tal vez tanta prisa es solo porque tienen miedo de morir... La gente le tiene miedo a la muerte, por eso intentan ocupar su tiempo, para no pensar en ella...- Señalo, volteando cuando la camarera le trajo su café y sus galletas, dandole un sorbo a la bebida caliente, comiendo una galletita dulce luego de haberla mojado con el café.

Ante su comentario, nego suave con la cabeza, acomodandose un mechón de cabello. - No es necesario que se disculpe, es mejor expresar lo que uno siente, aunque pueda parecer malo a los ojos de otros - Le aseguró. Eso lo habia aprendido como madre y luego de su experiencia con profundas depresiones. Ante su pregunta, nego suave, para luego sonreir de un modo ciertamente enigmatico.- Espero al tiempo, pero él ha decidido no venir por mi, asi que no espero a nadie...- Exclamo, para luego reir leve ante su propio comentario. Estaba seguro de que el otro no lo entenderia, pero no dejaba de ser gracioso para ella.

- Hablemos de cosas mas alegres. Es un dia hermoso como para pensar en tristeza y muerte - Señaló, tomando otra galleta para comerla - He de admitir que me parecio bastante mayor a primera vista... Ahora me arrepiento de haberlo juzgado por su cabello - Bromeo divertida con una sonrisa jovial.

Su mirada se mantiene ocupada divisando la expresión de la joven mujer al hablar, Le daba la razón y encontraba curioso ese punto de vista que bien no lo tenia contemplado pero si conocía, Era muy lógico pensar que distraerse y olvidarse de sus problemas los solucionara, En otras palabras seria algo mas o menos como que la ignorancia lleva a la felicidad, Cosa que no aprobaba del todo, Estar bien no necesariamente es ignorar que uno esta mal.-Concuerdo.- Apenas si alcanza a pronunciar de forma muy tenue y callada, mas como una afirmación que como un comentario a lo dicho por la señorita.


Ante lo segundo no tuvo respuestas, no había necesidad de responder a tal verdad que muy pocos suelen seguir, Deleitándose después con una muy bella sonrisa proveniente del rostro de la rubia, que usa para contestar de forma muy elegante y llamativa, Que deja un poco complacido al caballero dado a lo muy interesante que le pareció, intentando comprenderlo riendo muy sutilmente al ver que ella lo hacia, Pues era tan contagiosa esa expresión en sus labios que muy poco podía hacer para resistir corresponderle.

- Realmente le parecí tan mayor? Considerando mi edad tal vez debió pensar que era un anciano.- Bromea despreocupadamente volviendo su vista por contados segundos al diario, Con una agradable sonrisa mostrada en su expresión después de haberlo dicho, No podía negarse que se sentía inseguro al hacer bromas, tiene un humor bastante extraño y amargo que solo el parecía entender, Pero dudaba que la dama lo malentendiera.

- Y pensar que creí aparentar menor edad, Quien lo diría...- Su risa tras la broma se fue apaciguando muy lentamente mientras mira hacia las demás mesas sin demasiado interés, Regresando su mirada hacia la rubia con un sutil movimiento de cabeza que hace mover muy ligeramente esos grisáceos cabellos a los cuales les debía la confusión, Pronunciado con un tono muy calmado pero entendible. -No la culpo, con esta apariencia incluso yo hubiese hecho lo mismo, pero bien no quiero enfocarme en ello, Por que no me dice... ¿Es usted de por aquí?, Tiene rasgos muy atractivos y hermosos si usted me permite.- Finaliza con una ligera y levemente confiada sonrisa, no trataba de incomodarla pero bien era algo que inclusive ella debía tener en mente cada que miraba su reflejo.

Se contentó de ver que el otro también sonreía. Al menos tenía sentido del humor, y eso era bueno. No se podía ir por la vida tan amargado. Ante su pregunta asintió suave, bromeando con el otro y fingiendose avergonzada por ello un instante antes de relajar su expresión. - Bueno, no exactamente un anciano, pero ese porte le hace parecer más entrado en años... Debería relajarse un poco - Sugirió. Ella pocas veces aparentaba la edad que realmente tenía porque no era "estirada" como la mayoría de las madres solteras, sino muy alegre y jovial... la mayoría del tiempo, cuando no trabajaba.

NEgó con la cabeza, suave, disfrutando de comer aquellas galletas que, con el café suave, iban realmente delicioso. Se distrajo cuando volvió a hablarle y le escuchó con educación, sintiendose halagada por sus palabras a las que respondió con una sonrisa coqueta y un suave movimiento de cabeza que hizo mecer sus cabellos rubios. - Pues no de aquí exactamente - Sonrió - Soy de los Estados Unidos, pero no de aqui de Brooklyn sino de Hanover en Nuevo Hampshire - Sonrió - Allí vivía mi familia y me mudé aqui por razones de trabajo al terminar la universidad - Comentó, sin molestarse demasiado en revelar aquellos datos que le parecían irrelevantes.

Se volteó entonces al otro, interesada en prolongar la conversación. - ¿Y usted es de por aqui? - Preguntó - Independientemente de la ciudad o el país, tiene usted un aire bastante peculiar... ¿Será un maestro, tal vez? - Inquirió, con curiosidad, bebiendo otro sorbo de su café, apoyandose en la mesa para verlo con curiosidad.

- Tiene suerte de tener esa sonrisa tan especial, De otro modo estaría un poco temeroso por su tan acertado comentario y si, soy de Brooklyn aunque desconozco por que le extrañaría con una apariencia tan común como la mía.- Contesta mostrando un considerable interés visual en las facciones de la rubia, Ya sorprendiéndole bastante con cada respuesta y argumento que planteaba, Sintiéndose atraído a la casualidad, Dada a aquella gran certeza en su suposición, tomándola como tal, solo una suposición.

- Soy mentor, pero es una historia larga con la cual no deseo aburrirla, Mejor dígame más sobre usted, Me pareció muy interesante lo que me comentaba del lugar donde nació y la razón por la cual vino hasta Brooklyn, ¿Podría preguntarle a que se dedica? Es decir, si no fuese mucha mi curiosidad claro, Como dije no me gustaría causarle molestias.- Preguntaba con ojos muy escasamente cerrados ante su interés, hablando con templada fluidez prestando atención en su palabra y expresión.

- No habría problema si prefirieras hablar de otra cosa, una mirada como la suya me indica que bien tendría mil cosas mas que decir, o preguntar claro.- Termina su hablar para cerrar con sencillez sus ojos dando una pequeña probada a su café que bien había pasado a segunda prioridad con la llegada de la dama, Ya encontrándose ahí mas por hablarle que por darse un descanso, motivo por el cual llego a tal lugar que bien también había pasado a otro plano, Ignorada todo lo demás que le rodeaba al hablarle.

Se sonrojó un poco ante aquel halago acerca de su sonrisa, que solo le hizo ampliarla más con las mejillas levemente coloreadas. Las galletas se habían acabado y el café casi había perdido su importancia en medio de aquella curiosa conversación. Le escuchó con curiosidad. - No me parece a mi tan común, aunque supongo que se debe a que no frecuento mucho las calles ni esta clase de sitios... Lo usual es que siempre esté trabajando...- Admitió con un suspiro.

Su confesión le sorprendió un poco, pero no por ello se cohibió de hablar. Se acomodó un mechón de cabello, fingiendo que se lo pensaba bien, pero finalmente le sonrió para alejar sus preocupaciones y continuar con su "historia". - Si, bien... digamos que es un poco complicado de explicar pero, para resumir, bien podría decir que estoy inmersa en el mundo de la política... - Musitó - Trabajo para alguien bastante importante y realizo recopilaciones y otros trabajos importantes para esa persona - Tampoco quería entrar en demasiados detalles - Pero como bien comenta usted, hablar de relaciones laborales es aburrido... Así que hablemos de otra cosa, ¿Si? - Sugirió.

- Como por ejemplo... El interesante color de sus ojos... - Comentó. No era natural ver unos ojos de aquel color y, no era que estuviera coqueteandole realmente, solo le daba curiosidad.

Sonríe apenas si elevando una mejilla, con esa encantadora forma de mirar al escucharle preguntar sobre sus ojos, Era raro que lo hiciera, Aunque cierto sus color de ojos no son de los que se ven todos los días no creía que fuese algo por lo cual sentirse especial. Tal vez la dama estaba siendo muy amable con el, con esos ojos y mirada tan dulce era seguro, No obstante intenta responder de la mejor forma, Para que su voz no se escuche sorprendida pues bien no era para nada frecuente notar interés acerca de su persona, Interés que encontró reflejado en su persona pero bien puede ser solo el fruto de su imaginación.

- No le encuentro nada sorprendente a mis ojos, nada que merezca mención por parte de su voz. -Sonríe ligeramente ante lo que iba a decir.- Pero le diré que no es el logro de ningún pupilente u alguna otra técnica, son meramente naturales. -Deja escapar una muy pequeña risa luego de mencionar aquello con un fingido aire vanidoso y egolatría, Solo como una broma.

- Podría usted contarme de los suyos?- Su bromista expresión decae un poco con seriedad, interés, mirándole fijo e intensamente a sus brillantes ojos, Bien aun cuando sentía interés por lo que le había dicho, Lo mencionado acerca de su trabajo le causaba mucho interés pero no quería presionarla cuando ella intentaba dejar esos temas para después. -Debo admitir que aun desde que llego me es difícil mirar a sus ojos y pensar en desviar mi rostro hacia otra parte- Musita sin llegar a escucharse cohibido por sus palabras, respirando en forma calmada esperando deseoso de escuchar mas de ella, quería saber que podría decirle.

Agradeció sinceramente que no le preguntara más acerca de su trabajo. Realmente no sentía deseos de hablar de ello, por lo que solo se rió cuando hizo aquel comentario. - Pues hasta ahora solo conozco una persona en el mundo con unos ojos como los suyos... - Comentó - ¿No será que es usted un hijo perdido de Elizabeth Taylor? - Inquirió en tono de broma. Ah! Esa mitica actríz cuyo misterioso color de ojos había sido motivo de escandalo y paparazzis. De imaginarlo le causaba gracia por lo que la sonrisa no abandonaba sus labios, más aún al notar lo vanidoso de aquel caballero frente a tan particular detalles.

Pese a ello, el comentario acerca de sus ojos le hizo sonrojar suavemente. ¿Coqueteando, eh? Bueno, era un juego de dos, ¿no? Además, aquel hombre tenía cierto aire interesante que la mantenía entretenida.- ¿Mis ojos? Le aseguro que no tienen nada interesante... - Aseguró, sin apartar la mirada de él, batiendo muy al proposito sus largas pestañas para tentarle - Sin embargo, le aseguro que en mi existen muchas cosas mucho más interesantes... - Le aseguró, con aquel aire coqueto y juguetón que solía adoptar cuando quería agradar a algun hombre, recostando su espaldar de la silla, dejando que el otro admirara sus formas, con las piernas cruzadas y la falda que rozaba sus muslos, como tentandole a mirar más allá.

- Pero le advierto que... toda accion tiene consecuencias, com ya sabrá asi que bueno... usted dirá... - Musitó, acomodandose el cabello con una mano, sin dejar de sonreirle, coqueta.

Desenvolvió con mas confianza su risa sin lograr evitarlo, Sonriendo mas abiertamente luego de tan complaciente y sublime broma. Le encantaba aquel humor que ella tenia y bien le tomo muy por sorpresa, no calmando ese gracioso gesto hasta que ella regresara su pícaro comentario del mismo modo, Lo cual le hace mirarla con un rostro sujeto a una cautivante sonrisa sombría y seductora siguiéndola con esos ojos violetas atravez del impecable cristal de sus lentes, que hacían mas discreto el delicioso paseo que se daba por su cuerpo, esas tentativas piernas que despertaban el interés en si. Sus ojos resplandecientes color plata los cuales quiso contemplar mas a detalle, Despojándose de esos delgados lentes ante sus ojos, Dedicándole a la hermosa dama frente a el esa irresistible mirada de ojos perforadoramente quietos. Quería dejarse atrapar un poco por sus gestos de sutil seducción, que lograban con éxito su propósito si este era el seducirlo.

- En efecto, Toda acción conlleva a una consecuencia. -Señala con la misma sonrisa en su rostro, hablándole con voz repleta de su tentativo enigma.- Pero la palabra "consecuencia" pronunciada con esa voz tan maravillosa que tiene suena mas a "recompensa"- Finaliza, escuchándose mas hábil al pronunciar esas palabras que bien no tenían otro fin que responder con una muy fina versión de sinceridad a lo dicho, Observando como bien le coqueteaba usando su formidable arsenal para encantarlo, compuesto de una encantadora sonrisa en sus femeninos y tentadores labios que hacían juego con sus ojos y el precioso dorado de su cabello, Que interesante imagen era la que presenciaba al mirarle acomodar su cabello, Pero no, No le seria tan sencillo vencerle aun cuando fuese tan hermosa, Como muy pocas personas lo eran.

Aquella sonrisa misteriosa que el hombre poseía le gustaba, igual que la manera, según este disimulada, en que sus inusuales orbes le recorrían las formas de manera lenta, como si no quisiera que lo notara pero ella perfectamente lo hacía aunque lo disimulaba. No le disgustaba que lo hiciera, bien estaba acostumbrada a que la observaran de ese modo. Pero bien decían que no era lo mismo ver que tocar... Y mientras aquel juego se quedara solo en miradas todo iría bien.

Se vio sorprendida en sus palabras por las del caballero, quien le hablaba ahora con insinuante lentitud sin la molestia del cristal.- Recompensa... O castigo, tal vez... Todo depende de su proceder, ¿no cree? - Inquirió, sin que aquella sonrisa coqueta abandonase sus labios en ningún momento. Era divertido aquel jugueteo de miradas y sonrisas, más aún que el caballero fuera quien le siguiera la corriente.

Sin embargo, y para su desgracia, la atmósfera se rompió al escucharse el sonido de un movil, el suyo, con una curiosa balada rock. Suspiró. Era Zeth. Buscó en su bolso el movil, mirando al caballero con una sonrisa avergonzada a modo de disculpa antes de contestar.- Alo?...- Musitó. Como lo predijo, se trataba de su hijo quien la necesitaba en casa para un proyecto escolar. Suspiró. Y tan bien que se la estaba pasando.- Esta bien, ahora voy. Llegaré como en unos 15 minutos, asi que dile a Liebe que no empiece a llenar de chocolate y malvabiscos la cocina - Advirtió antes de colgar.

Miró al caballero frente a ella con expresión decepcionada. - Como ve, ya nos interrumpen. Y he de marcharme pues me solicitan con urgencia - Musitó, no muy satisfecha con aquello - Ha sido... un interesante placer conocerlo, Sr. Akihiko... Ojalá podamos vernos otra vez - Musitó, regalandole otra sonrisa hermosa antes de tomar su bolsa y disponerse a abandonar la mesa luego de que dejase el dinero para pagar lo que había comido. Una desgracia realmente lamentable en verdad.

A medida que la hermosa dama hablaba, mas atraído se sentía dejándose sumir en ese encantador gesto de su rostro que bien casi hipnotizado le tenia, la pronunciación tan sutil, elegante y seductora con la que ella se expresaba, Pero que fascinante persona había conocido este día, Escuchándole hablar de castigo bien se sintió dispuesto y confiado de responderle muy a su encantador y propio estilo, Permitiendole a sus labios continuar con su tenue y seductora sonrisa en un intento de continuar acaparando esas plateadas pupilas en sus ojos, De las cuales no se cansaba de ver, tomando el aire y el valor para dejar fluir sus palabras, que... Fueron silenciadas por una curiosa melodía de rock en el bolso de la dama, Ella contesta y aun cuando intenta no entrometerse no puede evitar escuchar varias de sus palabras y bien, se le requería y tendría que atender.

Se levanta de la mesa junto con ella al ver que pronto se iría, mostrándose un poco curioso respecto a la mirada con que le había hablado al despedirse, No podía dejar que se fuera asi, Fue una charla muy agradable como para no intentar al menos escoltarla hasta su auto, era lo que menos podía hacer para agradecer este buen rato que habían pasado, Dejando su dinero sobre la mesa e intentando alcanzar a la dama con la que había compartido parte de la mañana. - Encuentro lamentable que tenga que irse pero entiendo que no pueda ignorar la llamada a su deber, Con lo bien que nos la estábamos pasando... Estoy seguro de que no sera la ultima vez que nos veamos señorita Katherine... Al menos permitame acompañarla hasta su auto, es lo menos que puedo hacer para agradecer su grata presencia durante este corto rato. -No podría aceptar un no... Que dice? Al menos hasta su auto. Estaría encantado.

Se sorprendió cuando vio al caballero alcanzarla, más aún al escuchar sus palabras.- Bueno, si así lo desea... Esperamos que no sea la ultima vez - Admitió sintiendose un poco más animada. Es más, ahora se veia de nuevo hasta sonriente. Le pesaba el hecho de tener que separarse de aquel que le habia resultado tan encantador y entretenido. Estaba justo en las escaleras electricas cuando el otro le dio alcance.

Le regaló una sonrisa preciosa al trasponer las puertas laterales, encontrandose con el auto de la rubia cuya alarma sonó cuando esta la accionó; un ford fussion color negro. Elegante, pero sencillo. Y hasta tenia ventanilla en el techo. Sonrió al voltearse a él, tendiendole la mano. - Ha sido un placer. Espero que nos volvamos a ver - Le aseguró con sinceridad. Tomó las llaves del auto y, luego de subirse al asiento, procuró encenderlo... Sin embargo, la batería del auto no quería cooperar con sus planes. Suspiró, frustrada, y dejo caer la frente con el volante. Primero, la llamada. Ahora, el auto. Definitivamente no era su día.

Mira con ligero desconcierto la penosa situación por la que la hermosa dama de cabellos dorados pasaba, Su auto no respondía dado a algún problema con la batería sabiendo esto por la poca reacción de sus luces a primera instancia, pero no sabia nada de mecánica por lo que fue solo una suposición al principio. Observa desde la ventana estando afuera del auto con ojos y curiosidad todo gesto de molestia que ella mostraba, como el hecho de golpear su cabeza sobre el volante, No quería que pasara por mas problemas de los que ya tenia, tampoco llegar tarde a cumplir con el compromiso por el cual tenia que irse, intentaría ayudarla de cualquier forma, igual su auto se encontraba muy cerca de donde había estacionado el suyo.

- Bien, supongo que podría ir hasta mi auto y traerlo aquí para intentar pasar corriente al suyo, Lamentablemente desconozco si tengo los cables, Muy probablemente se me hayan olvidado.- Remarco luego de recordar que no cargaba con muchas cosas asi en su auto, Apenas si llevaba algunos sacos o llaves que vagamente usaba por lo muy poco que sabia usarlas. -Espere un momento, Voy a comprobar si mis sospechas son ciertas.- Se adelanta con un gesto algo curioso a su auto, buscando en la cajuela dichos cables sin éxito, volviendo con ella colocándose cerca de su puerta, apoyando sus manos sobre el marco de la ventana donde ella se encontraba mirándole con una ligera sonrisa.

- Me temo que no los tengo Kat... De igual modo puedo intentar conseguirlos de otra persona, Aunque conociendo tan bien a las personas no se cuando vaya a demorar, si le apura mucho podría ofrecerme a llevarla, No seria ningún inconveniente, Todo lo contrario, para mi seria un placer.- Se le escucha serio al decir ello, no habría problema en llevarla, No estaba tan ocupado como en otros días, bien podría haberse quedado por horas en el restaurante platicando con ella de no ser por el asunto que le surgió de forma tan imprevista. Le observa con atención esperando su respuesta, Aun sin colocarse las gafas lo que le daba a la dama una buena vista de sus peculiares ojos violeta.

Katherine suspiró, apoyando su frente en el volante, un poco frustrada. Solo eso le faltaba. Levantó a penas la mirada al escuchar al ojivioleta, asintiendo suave. Con la mala suerte que se cargaba, seguro los cables estarian dañados. Cuando el otro se retiró, tomó su telefono para avisar a su hijo que llegaría un poco tarde por inconvenientes con el auto.

Guardaba el celular de nuevo en sus ojos cuando volvió el caballero. Escuchó sus palabras y sonrió a penas con palpable ironía. - Lo sabía...- Murmuró por lo bajo, notandolo apoyado contra el marco de la ventana del auto. - Si, las personas no suelen ser tan confiadas como, al parecer, lo somos tu y yo - Comentó. Sin embargo su siguiente propuesta si llamó su atención. - De verdad? - Inquirió, subiendo su mirada a buscar los ojos ajenos, buscando algún indicio sospechoso en ellos - No me gustaría ser una molestia...- Señaló.

Sus ojos grisaceos traspasaron los ajenos, violaceos, que ahora sin los anteojos se notaban mucho más apabullantes y sus mejillas se sonrojaron a penas por la verguenza de aquel favor. Si el mayor le decía que si, no se haría de rogar. Llevaba algo de prisa.

- De ninguna manera, señorita... Para mi es mas que un placer servirle de ayuda, aunque sea solamente facilitando su camino estaré encantado de llevarla, Por favor... Acompañeme y estará en su destino en breves momentos.

Finalizo el hombre con una sonrisa abierta y confiada, sus ojos apuntan con filo seductor a los suyos penetrando tanto como podían en el plata de sus iris con el violeta punzo cortante de los propios con su ya característico e irresistible magnetismo, Esboza una ligera, amistosa pero tentadora sonrisa en sus labios al abrirle la puerta del auto para facilitarle a la dama el retirarse de su vehículo, con la intención de que la acompañara el suyo para poder así servirle en esta sencilla tarea que bien podría ayudarlo a agradecer el gesto de ella en acompañarlo esta mañana, seria lo menos que podría hacer fuera de acompañarla a las puertas de su auto. El le toma con delicadeza su mano para ayudarla a salir del auto y le acompaña hasta el suyo, apresurándose en abrir la puerta de propio en el asiento de enfrente, extendiendo un brazo hacia el interior para invitarla a pasar con un gesto sutil y alegre que bien le daba cierto brillo especial al rostro del encantador hombre de grises cabellos, Su sonrisa se nota mas tranquila pero no por ello menos encantadora, permanece en su sutil y elegante encanto. Se reajusta los lentes para quedarsele mirando un poco mas a esos encantadores ojos plateados que tanto le atraían, contemplando esa dulce belleza tan satisfactoria de mirar y apreciar, esos cabellos que se mesen en cada paso que ella daba y le fascinaba, Que mas podria pedir fuera de congelar esta imagen por unos años momentos mas, Katherine es una mujer tan bella y a decir verdad, le atraía mucho... Pero bueno, a que hombre con dos ojos completamente sanos no? Su corazón sobre exalta y se enfoca en no pensar que haya sido obra del destino que su auto se haya descompuesto, que los ojos plateados de su rostro le confundieran la edad y encima ese leve incidente con sus cables, Evitaba como podía que sus pensamientos afilaran una ilusión con una mujer así que a fin de cuentas solamente podría ser eso, Una ilusión, Pero no baja la mirada... El continua sonriendo tan encatadoramente como el solamente podía hacerlo con esa gracia y enigma tan propios de el.

- Dígame, Mademoiselle... -Bromea con un encantador y delicioso acento francés sonriendo de manera amistosa- A donde sea que su servidor la lleve?

- En ese caso, con mucho gusto aceptaré la ayuda que me ofrece, siendo usted todo un caballero, como yo lo veo...- Musitó, halagandole un poco en compensación a la manera tan amable y servicial en que el otro se comportaba con ella. Tomó su bolso y las llaves del vehiculo, antes de abrir la puerta y dejarse llevar por el otro, que sostenia su mano de manera galante y a la vez tan delicada como si la creyera de cristal o que iba a romperse. Ello a su vez la halagaba, más aún por aquellas miradas y sonrisas encantadoras que le dedicaba y a las que ella correspondía de igual modo, sin imaginar lo perdido que el caballero se encontraba en cada uno de sus coquetos gestos.

Sonrió ante su acento francés. Lo conocía a la perfección ya que ella lo manejaba. El idioma del amor... ¿Sería acaso una insinuación del caballero? Prefirió quedarse con la duda. - La dirección es Golden Lake, First Avenue, entre la Roosevelt y Oxford, la casa número 24 - Exclamó - Esta cerca de Manhattan Mall... En cuanto llegue allí puedo indicarle la dirección - Le sonrió y acomodó las manos en su regazo, junto a su bolso, mientras sus compras reposaban en la bolsa color mate, blanca, en la alfombra junto a una igual, cosa que inevitablemente le sacó una sonrisa.- Al parecer estabamos "destinados" a encontrarnos desde antes...- Comentó, señalando las bolsas, como insinuando que debian haberse encontrado en la tienda.

Miro hacia atrás las bolsas señaladas muy fugazmente para cometer la imprudencia de desviar la atención del camino, aun cuando dicha tarea fuese muy difícil por el poderoso magnetismo que ejercían sus ojos plata sobre los suyos, dejando escapar de sus labios una sutil y breve risa al darse cuenta de sus palabras, en si había creído algo así desde hace tiempo y el que se lo comentara ella se le hacia algo curioso que bien inconscientemente apoyaba su teoría incierta de que el destino la había puesto en su camino, sus manos continúan sobre el volante obedeciendo sin titubeos a la voz de la dama, conduciendo con la ligereza del sentir la compañía de la dama, entretenido con las palabras que de sus labios escapaban con tanto encanto, el asiente con una ligera y apaciguada sonrisa a las palabras de la dama volteándole a ver muy brevemente, no por que no quisiera, el se quedaría durante horas dibujando con el lienzo de sus ojos el rostro de la hermosa mujer en su mente, si no por que el trafico era un poco denso y no podría darse el lujo de distraerse con su mirada.

- De tal forma... Inclusive fue algo que llegue a pensar desde antes.

Comento sin profundizar mucho en su opinión, Probablemente asustaría enormemente a la dama si le hiciera saber lo que su ilusa mente le hacia pensar, no quería verse involucrado por una fijación tan premeditada, ademas aun cuando la sensación de estar con ella era por demás agradable eran muy pocos los detalles que conocía de ella y usar su don era un asunto del cual ni siquiera se atrevía a pensar, meterse en la mente de alguien no le importaba pero tratándose de ella seria imperdonable y vulgar, poco a poco la distancia a su casa se va cortando a medida que conducía, casualmente le dedicaba algunas miradas y le recorrían de pies a cabeza, mirándole también de reojo.

- ¿Ah si? Valla, puede que no resulte algo tan ilógico entonces...- Comentó. Se acomodó de manera mas cómoda sobre el asiento, cruzando la pierna, dejando que la falda se le subiera un poco, resaltando sus muslos blancos y sus bien torneadas piernas. El aire de sensualidad en ella era incluso inconciente, por lo que no podía evitarlo. Aunque pareciera que intentaba distraer al peliplata de su trabajo, el cual era conducir, en realidad no era asi.

Se pasó una mano por el cabello, acomodandolo sobre sus hombros y luego abrio la ventanilla del auto, lo que logró que el viento le desordenara los cabellos de manera un tanto coqueta, y cuando volvió la mirada para verlo de nuevo, la bruma de sus ojos grisaceos solo pareció hacerse más hipnotizante, justo cuando se detenían en un semáforo. - Y tal vez sea también una señal para volvernos a ver...- Comentó, sonriendole coqueta.

- Y en ese caso, espero no se ofenda por lo siguiente...- Y comportandose atrevida como ella sola, permitió a su mano buscar el movil en el bolsillo del pantalon del caballero, aunque ello implicara rozar un poco su pierna, aunque ello lo hizo con aparente naturalidad, procediendo a tomar el numero de este y grabando el propio en la libreta de direcciones ajena, entreteniendose en ello sin volver a mirarle, aunque con una traviesa sonrisa en el rostro. Lo estaba tentando.

Su vida le había enseñado a leer esos gestos como si fuesen palabras, sabia lo que ellas decían como si ella las escribiera en una hoja en blanco representado por una mente igual de emblanquecida y borrosa, pero no por ello menos hábil para maniobrar esta clase de situaciones, pronto se busca de sus tiempos para deleitarse con la piel blanca y preciosa de la mujer resplandeciendo la luz del sol en toda su extensión, de no tener cautela moriría... Y no por el choque que causaría por la enormemente tentadora distracción si no por el infarto que seguramente estaba por darle al mayor con esas palpitaciones tan prontas de su corazón exaltado por la imagen concedida a sus ojos, por ese acercamiento de sus manos al cuerpo propio y de alguna manera desconocida el se las arregla para aparentar tranquilidad sin que este gesto distorsionara el rostro de un hombre que correspondía a los actos de la dama, Nota como su numero es apuntado en la libreta de la dama, a lo que responde con una leve sonrisa encantadora siguiendo su camino por donde le habían indicado.

- Como habría de ofenderme? Para mi no ah dejado de ser maravilloso.

El tampoco desperdicia el semáforo, contestándole con un sensual tono sugerente al comentario formulado por la tan distinguida voz de la dama, dedicándole a sus ojos plateados una hermosa vista de esa sonrisa suya que derrite como el fuego las miradas ajenas, no pudiendo evitar pausar esa expresión para evaluar el lado visible de esa tentadora sonrisa que bien sabia que venia con toda la intención de seducir al caballero, cosa que hasta ahora le estaba saliendo a la perfección. El semáforo pasa a verde y el aun mirando torpemente a la dama, hipnotizado por esa piel no lograba darse cuenta de que poco a poco lo iban arrastrando en su juego, saliendo de dicho trance con la ayuda de la bocina de algún conductor molesto que apuraba desde su auto al mentor, haciendo que este "despierte" y ría con nervio e inocencia al darse cuenta y continuara con su camino.

Sin darse cuenta de como le miraban, o al menos fingiendo que no lo hacía, continuó revisando el movil ajeno con aquella coqueta expresión mientras lucia glamorosa sobre el asiento ajeno. Cuando finalmente se detuvieron sobre el asiento y el otro le dirigió la mirada, ella correspondió encantadora a la sonrisa ajena que, sinceramente, le fascino. Aquel hombre parecía saber perfectamente como actuar, como jugar a caer en su juego sin que ello la molestase en absoluto. ¿Que intentaba seducirlo? Pues si... era bastante probable que si, pero no lo negaba porque le gustaba hacerlo, le gustaba mostrarse en ocasiones tan atrevida de esa manera sutil tan encantadora, más aún cuando a su alrededor había alguien que llamaba tanto su atención como el peliplata.

Cuando escuchó la bocina exterior apremiarles, no pudo evitar reirse un poco, más por la verguenza ajena. Aquello le resultaba muy comico. Se estiró hasta dejar el movil en el bolsillo de la camisa ajena, dando unas leves palmaditas en este, antes de acomodarse en el asiento. No faltaba mucho para llegar a su casa. - Bien, tiene mi número. Cuando desee que nos encontremos, bien podemos ponernos de acuerdo para una salida... - Musitó ella, guiñandole un ojo con una risita leve mientras jugaba con un mechón de su cabello, enredandolo en uno de sus dedos, sin poder evitar relamerse los labios por el ligero nerviosismo repentino, dejando estos brillantes y aún más llamativos, como si llamaran a ser besados, aunque sin abandonar en ningún momento aquella seductora sonrisa. - Estamos por llegar...- Murmuró por lo bajo.

Disfruta enormemente del sensual gesto de la dama, guardando en su mente por instantes ese guiño tan precioso, costandole mucho trabajo reintegrarse, volver su atención a la calle aun cuando fuese necesario que lo tuviera, sus ojos se destraban de ese jugueteo que ella tenia con su resplandeciente cabello para así evitarse una nueva y segunda llamada de atención por parte de algún molesto conductor, que estresante era tener una imagen tan bella de cerca y no poder apreciarla como se debe, su camino es tomando nuevamente, al escuchar sus palabras no pudo sentirse livianamente inquieto por que pronto terminaría esta tarde, pero bien, no habría nada que hacer y lo oculta en una calmada expresión serena y encantadora, sin soltar sus manos del volante con ojos todavía curiosos y sedientos de la piel de sus piernas mostradas fuera de la falda, tenia que controlar esta clase de pensamientos o seguramente terminara en desgracia este paseo.

- De acuerdo, señorita usted solo indique y ahí me detendré.

Pronuncia con un encanto lleno de cortesía y gracia, dejando que las llantas de su auto rodaran acercando mas el final de este rato con cada metro que estas avanzaban para la casa de esta tan encantadora dama de la cual, siendo sinceros no se quería despedir o al menos no todavía, le era muy grato verla y bueno, es una lastima que tuviese que esperar para verla otro día, al menos tenia el consuelo de tener su numero y por supuesto que volvería a verla, desviando su mirada hacia ella al sentir que llegaban a su destino, sonríendole con un muy especial y magnético encanto sutilmente travieso, queria asegurarse de que una vez que ella bajar del auto no lo olvidase, llegando en breve al destino donde ella le había indicado al preguntarle la dirección, regresando su mirada al camino con la misma sonrisa.

- Entonces, supongo que nos veremos luego, y no se preocupe... Que muy pronto sabrá de mi por teléfono, seria un verdadero gusto coincidir con usted algún otro día.