Mercado de Brooklyn.

- Así lo haré, caballero...- Desvió la atención a la calle para observar las calles que iban pasando, ya estaban cerca de la suya. Dio unas indicaciones al caballero para tomar un desvío y al llegar cerca de la casa le indicó. - Es aquella, la de color blanca con techos gris y jardín... - Se la señaló, inclinandose un poco cerca de él. - Esa donde el lobito esta echado en el portico... - Indicó, con una leve risa. Bien parecía que para resistir sus "tentaciones" Zeth había decidido esperarla afuera... Ojalá fuera eso y no que intentaba hacer que evitara algun desastre hecho por él y Liebe.

Cuando finalmente el auto se detuvo frente a la residencia, se dio vuelta en el asiento para tomar su bolsa de compras y volver a mirar al mayor. - Ha sido... un placer inusual compartir esta mañana con usted, y le agradezco sinceramente el favor... Ya se lo pagaré en nuestra próxima salida - Aseguró, guiñandole el ojo coqueta para abrir la puerta, logrando que el lobo echado, levantara la cabeza y las orejas - Espero volver a verle pronto. Que tenga un lindo día - Exclamó, antes de estirarse hasta el caballero y depositar un beso en su mejilla como un gesto cariñoso aunque a la vez muy tentador. Con eso estaba segura de que lo vería pronto.

Salió entonces del vehiculo, para despedirse con un gesto de la mano y rodearlo, llegando a la entrada, donde en su bolso buscaba las llaves mientras el lobito le hacia fiesta. Abrió la puerta y este entró. Ella volteó a ver si el peliplata aún seguía allí y le hizo un gesto con su mano, de despedida antes de cerrar la puerta.Aquella había sido una agradable y nada usual mañana.

Casa de Katherine:

Una vez de nuevo en casa, Katherine tuvo que dejar de ser la secretaria para ser la madre y ayudar a Zeth y Liebe con su tarea. Sin embargo, esta tarde se le notaba alegre, por el simple hecho de que se había pasado el resto de la tarde tarareando, a pesar de no decir nada. No es que aquello hubiera sido amor a primera vista con el caballero, pero le resultaba alguien sumamente agradable con quien estaría dispuesta a salir un par de veces mas.

Ya una vez de noche, y habiendo enviado a Zeth a dormir luego de que buscaran a Liebe, decidió provarse su conjunto violeta de encaje que había comprado ese día en la mañana. Fue a darse un largo baño, para luego salir de la habitación buscando la bolsa. La encontró sobre una repisa para abrirla pero, al hacerlo, en el interior de la bolsa solo había un libro. ¿Pero que rayos pasaba alli? Entonces su mente recordó que le había hecho a Akihiko un comentario sobre las bolsas.De seguro debían de haberlas cambiado por accidente, que verguenza.

Se colocó rápidamente otra prenda y se echó en la cama mirando el móvil, indecisa entre llamarle para preguntarle o no. Miró el libro, ahora en la mesa de noche, con curiosidad. ¿Que sería lo que le gustaba leer al otro? Ojearía un poco el libro y luego le llamaría.

Basta fue la sorpresa que el mutante se llevo al llegar a casa después de llegar con aquella agradable y linda señorita y abrir las bolsas del mandado luego de pasar el día revisando algunos archivos de la escuela, cuando luego de una ducha busca la comodidad en su cama y la tranquilidad en la lectura de su libro que va a la cocina para buscar encontrándose en la bolsa donde supuestamente la había dejado un bonito y sugestivo encaje de inocente color violeta bastante breve de telas, tan digno de una picara, sensual y ardiente noche de pasión.

¿Pero que diablos hacia el con una prenda así? Definitivamente no es de el, ni siquiera tenia pareja estable a la que regalársela o alguien en mente a quien este atuendo tan provocativo pudiese quedarle bien, el piensa en esto durante un rato hasta que su mente en un rato de perversión llega a la conclusión de ello, aquella chica que conoció en el mercado esta mañana, seguramente a ella le quedaría perfecto, bueno y además de que era probable que hubiera una confusión entre las bolsas en algún momento de la mañana, posiblemente al dejar el auto tal vez haya tomado la suya pero esto solo era una teoría, también puede que haya tomado la bolsa de alguien mas en el mercado y ya ande con esos pensamientos indebidos de una inocente mujer que recién conoció. Lo mejor será asegurarse… ¿Pero llamarla a esta hora?... Ni hablar… ¿Qué iba a decir?...Tengo tu ropa interior en mi casa?. No, eso no sería lo mejor…

Se recuesta en su cama mientras piensa alguna alternativa no vergonzosa de arreglar este asunto. Tal vez mañana visitarla o buscar las palabras correctas para llamar, ya que contaba con su numero solo que… No esperaba usarlo para algo así.

Había empezado a hojear aquel libro con visible interés, prometía una historia interesante, sin embargo, en cuanto comenzaba a profundizarse, así también comenzaba a tonarse más... íntimo, cada vez. Pronto tuvo que dejar el libro de lado, completamente sorprendida y, ¿Por que no decirlo? Algo acalorada también. Había resultado ser una novela erótica, algo que en su vida habría imaginado en semejante caballero. Solo quedó recostada en la cama, mirando al techo de la habitación hasta que se calmó y tuvo la cabeza lo suficientemente fría como para resolver aquel asunto.

Tomó su movil y buscó en este el número ajeno. No lo llamaría, era muy tarde ya, pero tal vez podría pasarle algún mensaje casual para saber si aún seguía despierto y entonces... tal vez decidiria mejor lo que haría. Tomó el teléfono y escribió un mensaje:

Buenas noches Akihiko... ¿Estará usted ocupado mañana? Me gustaría pagarle de algún modo los favores de hoy

Usó aquello como excusa, la mejor de ellas, y luego de enviar el mensaje, dejó el telefono en la mesa de noche y se levantó, tomando el libro para guardarlo. Mejor no hojearlo más, no quería tener malos pensamientos acerca de aquel amable caballero.

Le resultó un alivio que el otro aceptara sin pedirle demasiadas explicaciones ya que, después de todo, ¿Que le iba a decir? ¿Que tenía en su poder su "atrevida" novela? Aquello era demasiado vergonzoso para siquiera ser mencionado así que estaba fuera de discusión. Le envió un mensaje para ofrecerle encontrarse de nuevo en el mercado de Brooklyn, igual que ayer, en la tarde cuando ella terminara su trabajo del día.

Luego de constatar la cita finalmente decidió irse a dormir, pues mañana tendría un dia agitado. Sin embargo, tomó el libro ajeno y lo guardó en su bolso para no olvidar mañana llevarlo a su "radiante" caballero que de mucha ayuda le había sido ese día. Algo en él le llamaba poderosamente. Aún no lograba comprender del todo que era, pero mientras no resultaba sino aquel misterio seductor que a las mujeres encantaba, se arriesgaría a descubrirlo y, de paso, intentar divertirse un poco mientras lo hacía.

Al día siguiente, Katherine procuró terminar sus ocupaciones lo más rápidamente posible puesto que sabía tenía una reunión pendiente con aquel caballero. Lllevó en la mañana a zeth y Liebe de nuevo al instituto, y pasó por su oficina recogiendo algunos papeles y dado que no había ningún pendiente para ese día, pudo salir bastante rapido, cosa que le alvió. Con su mismo auto, ahora arreglado, enfiló de nuevo al mercado donde, suponía, el caballero estaría esperandola. Ni siquiera se había tomado el tiempo para tomar un buen desayuno, pero ello poco le importaba.

Estacionó su auto en el primer puesto vacío que encontró y se bajó entonces prontamente del auto, con el bolso contra su costado con la correa sobre el hombro. Llevaba una camisa de tiros de color bronce, sobre esto una chaqueta de mangas cortas color blanca y un pantalon de color grisaceo que completaba el conjunto con zapatos y bolso de un color similar al de la camisa. Usaba unos lentes oscuros pequeños, rectangulares, que impedían que su vista fuera molestada por el sol y, a la par, impedían que se notara a quien miraba directamente.

Sus ojos pronto buscaron aquel cabello plateado que el día anteriór había llamado su atención... Afortunadamente pronto lo encontró y con una expresión satisfecha y sin previo anuncio fue a sentarse con él a la mesa, dibujando una suave sonrisa en su rostro una vez allí. - Espero que no haya tenido que aguardar demasiado por mi...- Comentó - De igual modo se le nota relajado, ¿A tenido buena noche Akihiko? - Preguntó educadamente pero a la vez con un tinte suspicaz, como si aquella pregunta tuviese una doble intención aunque su rostro no lo demostrase.

Paso muy poco tiempo sentado hasta la llegada de la dama, mostrándose muy reflexivo y calmado durante esos breves momentos, manteniendo serena su mirada, analítica pues dedico cada minuto de su estadía en solitario para pensar de que modo explicaría ese comprometedor error a la dama, ocurriendosele muchas maneras de aclarar este incidente, aunque posiblemente ninguno despistara lo que paso en la noche luego de que el caballero se encontrara con tan intima prenda entre sus compras. Esto no va a ser sencillo.

Esperaba que la dama se explicara por su cuenta lo sucedido, y que dejará en blanco lo demás, pues sería hacerse ideas equivocadas al respecto, ya que el maestro cayo dormido dejando intactas las compras ajenas. La llegada de la dama lo hace dejar de divagar para saludar muy cortesmente a la dama con una sonrisa elegantemente sutil e impecable, cerrando muy a medias sus brillantes ojos al gestuar dicha expresión ante ella.

- Para nada señorita, usted descuide que me alegra mucho encontrarla nuevamente.

Finaliza con un habla despacio y refinado para hacer de su bienvenida algo mas amena.

- Vaya que la tuve... -Suspira- Agradezco que lo preguntara, ¿como ah sido la suya Kath?

Pregunto mirándole al rostro, lamentablemente no pudo entablar contacto visual, no para leerle su mente obviamente, si no para intentar rastrear en sus ojos cualquier indicio de pena que lo llevara a que en si: Leyó el libro. Esperando su respuesta ordena al mesero una tasa de café, como si esperara que su encuentro fuese un poco duradero al menos.

Correspondió al gesto ajeno con una sonrisa a la par, esta viendose inmutada y ampliada más por el comentario ajeno que le hizo pensar mal por un instante. ¿Habría hecho lo que creía? Pese a que Akihito se veía como un hombre muy correcto, podía pasar cualquier cosa. No lo conocía suficiente como para afirmar lo contrario. Tomó asiento en la mesa frente al caballero de cabellos grisaceos aunque sin apartar de sus ojos claros aún los lentes, pues el sol le molestaban en sus sensibles iris. - Pues ha sido bastante amena, aunque un poco calurosa - Comentó en una frase que podía llegar a ser la reina de los dobles sentidos. Sin duda al otro no se le escaparía la posibilidad de que ella hubiera leido su libro. ¿Que pensaría al respecto?

- De igual forma, creo que saber perfectamente la manera en que tengo de retribuirle el favor de anoche, ¿no es así? - Inquirió, antes de buscar en su cartera y sacar de esta, la sencilla bolsa blanca que hubiera llevado el otro el día anterior, dejandola sobre la mesa, aunque sin acercarla a él aún.- Me parece que esto es suyo, Akihiko - Inquirió, observandole con una sonrisa diminuta, casi sensual, mientras se mecía el cabello hacia atrás - ¿O me equivoco? - Inquirió, mirandole en espera de su respuesta mientras ella casi reía interiormente.