Salomon Fortner

Nacido en cuna alemana de una familia mayoritariamente religiosa, de una madre mutante que ocultaba sus poderes por medio de un collar. El chico albino fue bien acogido por la familia, pero a los 5 años comenzó a presentar sus poderes de una manera descontrolada, convirtiéndose en animales fuertes de apariencia bestial. Al principio su familia sumida en la ignorancia religiosa lo consideró poseído por el demonio, contratando a algunos sacerdotes para exorcizarlo, sometiéndolo a algunas torturas y amarres. Pero su madre, quien conocía la verdadera naturaleza convenció a la familia de que no podía ser un demonio, porque si no todo se habría solucionado. Su madre planeaba darle el collar que le ayudaba a controlar sus propios poderes, para salvarle de más sufrimiento, pero unos científicos se enteraron del extraño caso del chico y le sometieron a experimentaciones para tratar de inducir la transformación o anularla. Ojos que una vez fueron azul intenso se transformaron casi por completo a blanco por la exposición a químicos y radiaciones que su cuerpo soportaba por el mero hecho de ser un mutante.

Su madre, harta de lo que le hacían a su hijo, arregló todo para cambiar su nombre y enviarlo a América, creando un traje especial para él y regalándole el collar para evitar que se transformara y después de pasar un buen fin de semana juntos, le sacó de Alemania. Salomon le tenía un gran cariño a su madre pues le daba amor y era la única que no le veía como si fuera un monstruo, además de que le explicó que era un mutante, pero que era algo que no muchas comprendían o aceptaban. Entre ambos se daban apoyo y aunque su madre no se lo dijera, Salomon sabía que el descontrol de sus poderes era algo que había heredado de su madre, y que al irse, seguramente la someterían a experimentos. Para el albino fue difícil dejar a su madre atrás, pero le prometió que viviría feliz por ella, y que cuando aprendiera a controlar sus poderes volvería por ella, pero ambos sabían que a pesar de esa promesa, después de que se fuera quizá no volviera a verla.

Aunque no le gustara, se sentía bien de escapar por fin de las garras de su familia y conocer otro lugar que no fuera Berlin, su madre le había enseñado ingles desde pequeño, por lo que no tenía problema con la barrera del idioma. A pesar de sentirse culpable por dejar a su madre atrás y aun así sentirse perfectamente bien y emocionado por el nuevo aire, decidiendo ocultar todo su pasado con el apellido Müller, no dejaría que su pasado le frenara, asi que metió toda su tristeza a una caja y la cerro con llave. El collar se convirtió en su pertenencia más preciada por ser un memento de su madre.
Apenas bajo del avión en Nueva York, se miró en el reflejo de un vidrio y se acomodó un poco la ropa y el cabello, quitándose el collar dos segundos para quitarle unos adornos y evitar que se viera tan femenino y se lo volvió a colocar antes de que se presentara un incidente y salió, pero ese corto periodo fue suficiente para llamar la atención de unos mutantes, mientras buscaba ir a la dirección que su madre le había dado, una casa pequeña que le había conseguido, le atacaron unos mutantes que buscaban capturarle. Le tomaron desprevenido y busco esconderse, no quería transformarse porque al no tener su traje especial, terminaría desnudo y no sabría cómo vestirse de nuevo y pasar desapercibido. No estaba concentrado y no sabía que hacer, y cuando se dio por perdido frente al ataque de uno de esos mutantes un sujeto de cabello largo y negro le salvo. Le miró maravillado entonces, le había salvado la vida y se encontraba aún peleando contra esos sujetos, defendiéndole. Escuchó que otros sujetos le llamaban Asriel y sonrio mientras les veía pelear maravillado. Cuando se dio cuenta termino la pelea, y antes de que su héroe desapareciera mencionaban algo de volver al “Instituto Xavier”.

Duró un par de días en la casa que su madre le había conseguido, sobreviviendo con algo del dinero que le había dado antes de irse de Alemania, investigando sobre el Instituto Xavier, deseando verle y darle las gracias, entonces vió por que el sujeto y quienes peleaban tenían poderes, todos eran mutantes, de una academia de mutantes. No necesito pensarlo mucho antes de ir a la escuela e ingresar en esta, descubriendo que su “héroe” era el subdirector, pero eso no le desmotivo ante la oportunidad de aprender a usar bien sus poderes y poder pasar tiempo y conocer mejor a Asriel.